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Cuando las preocupaciones me abrumaban, tú me consolabas y me tranquilizabas (Sal. 94:19).
¿Hemos sentido alguna vez que nos invadía la preocupación? Tal vez el motivo fue que alguien dijo o hizo algo que nos dolió. O puede que lo que nos atormente sea lo que nosotros hemos dicho o hecho. Quizás cometimos un pecado y nos preocupa que Jehová no nos perdone jamás. Además, tal vez pensemos que nos sentimos así porque no tenemos fe, porque somos malas personas. Pero veamos algunos ejemplos de la Biblia. Ana, la madre del profeta Samuel, tenía mucha fe. Aun así, se sentía muy angustiada debido al maltrato que sufría de parte de un miembro de su casa (1 Sam. 1:7). El apóstol Pablo también tenía una fe sólida, pero “la preocupación por todas las congregaciones” lo abrumaba (2 Cor. 11:28). El rey David tenía una fe tan fuerte que Jehová sentía un cariño especial por él (Hech. 13:22). Pese a ello, cometió pecados que lo atormentaron (Sal. 38:4). A todos ellos Jehová los consoló y tranquilizó. w20.02 20 párrs. 1, 2

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Cuando las preocupaciones me abrumaban, tú me consolabas y me tranquilizabas (Sal. 94:19). ¿Hemos sentido alguna vez que nos invadía la preocupación? Tal vez el motivo fue que alguien dijo o hizo algo que nos dolió. O puede que lo que nos atormente sea lo que nosotros hemos dicho o hecho. Quizás cometimos un pecado y nos preocupa que Jehová no nos perdone jamás. Además, tal vez pensemos que nos sentimos así porque no tenemos fe, porque somos malas personas. Pero veamos algunos ejemplos de la Biblia. Ana, la madre del profeta Samuel, tenía mucha fe. Aun así, se sentía muy angustiada debido al maltrato que sufría de parte de un miembro de su casa (1 Sam. 1:7). El apóstol Pablo también tenía una fe sólida, pero “la preocupación por todas las congregaciones” lo abrumaba (2 Cor. 11:28). El rey David tenía una fe tan fuerte que Jehová sentía un cariño especial por él (Hech. 13:22). Pese a ello, cometió pecados que lo atormentaron (Sal. 38:4). A todos ellos Jehová los consoló y tranquilizó. w20.02 20 párrs. 1, 2

por Andres Bonil
1

¿Cuál es el texto que se menciono?

2

¿Podemos recibir consuelo a pesar de que el mundo se desmorone al nuestro alrededor?

3

¿Dónde fueron los atentados terroristas?

4

¿Qué fue lo primero que hicieron la pareja de Francia?

5

¿Quien se puso en contacto con los ancianos de la zona afectada

6

¿Cuanto se demoraron los hermanos en contactar a la pareja de hermanos de New York?

7

¿Qué efecto tuvo sobre los trabajadores de la catástrofe los textos que les leyeron?

8

¿Qué deberíamos hacer para recibir consuelo?

Selecciona una o varias respuestas

Explicación

Vengan a mí, todos ustedes, que trabajan duro y están sobrecargados, y yo los aliviaré.

Salmo 94:19 Cuando las preocupaciones me abrumaban, tú me consolabas y me tranquilizabas.

¿Hemos sentido alguna vez que nos invadía la preocupación? Tal vez el motivo fue que alguien dijo o hizo algo que nos dolió. O puede que lo que nos atormente sea lo que nosotros hemos dicho o hecho. Quizás cometimos un pecado y nos preocupa que Jehová no nos perdone jamás.

Además, tal vez pensemos que nos sentimos así porque no tenemos fe, porque somos malas personas.

Pero veamos algunos ejemplos de la Biblia. Ana, la madre del profeta Samuel, tenía mucha fe. Aun así, se sentía muy angustiada debido al maltrato que sufría de parte de un miembro de su casa (1 Sam. 1:7).

l apóstol Pablo también tenía una fe sólida, pero “la preocupación por todas las congregaciones” lo abrumaba (2 Cor. 11:28).

El rey David tenía una fe tan fuerte que Jehová sentía un cariño especial por él (Hech. 13:22). Pese a ello, cometió pecados que lo atormentaron (Sal. 38:4). A todos ellos Jehová los consoló y tranquilizó.

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