Las primeras comunidades cristianas surgieron en Palestina en el siglo I de nuestra era. El cristianismo se difundió rápidamente por el Mediterráneo oriental y tuvo sus primeros centros en ciudades como Antioquía, Alejandría y Éfeso, hasta llegar a la capital del Imperio, Roma. Su rápida expansión por todo el mundo romano occidental no pudo ser evitada, a pesar de la represión y persecución a la que se vieron sometidos los fieles de la nueva religión venida de Oriente (el origen de ésta represión radicaba en la doctrina cristiana de contraposición entre el reino celestial y el reino terrenal, y sobre todo, en la negativa cristiana a admitir el culto oficial al emperador y la esclavitud).

El arte paleocristiano es denominado arte cristiano primitivo y se desarrolló a lo largo de los siglos III, IV y V después de Cristo.