Cuando
vio
que
Aquiles
se
le
acercaba
,
cual
si
de
Ares
se
tratara
,
con
su
armadura
y
su
escudo
como
el
resplandor
del
fuego
del
sol
naciente
,
se
echó
a
temblar
y
espantado
.
Como
el
gavilán
se
lanza
en
vuelo
tras
la
tímida
,
así
Aquiles
volaba
enardecido
tras
de
él
.
Aquiles
acortaba
,
sin
cesar
de
correr
tras
Héctor
,
impidiendo
una
y
otra
vez
que
éste
se
acercara
a
las
de
la
ciudad
.
Ni
Hector
podía
escapar
de
Aquiles
,
ni
éste
dar
alcance
a
Héctor
,
que
había
recibido
fuerzas
de
Apolo
por
última
y
postrera
vez
.
Aquiles
hacía
a
sus
guerreros
para
que
no
flechas
contra
el
perseguido
,
ni
trataran
de
detenerle
,
pues
quería
para
sí
mismo
toda
la
.
Héctor
le
dirigió
estas
palabras
:
"
No
huiré
más
de
ti
,
como
hasta
ahora
.
Mi
ánimo
me
impele
a
afrontarte
,
ora
te
mate
,
ora
me
des
muerte
.
Si
Zeus
me
concede
la
victoria
y
te
arranco
la
,
cuando
te
haya
despojado
de
tus
armas
entregaré
el
a
los
aqueos
.
Obra
tu
conmigo
de
igual
manera
y
mi
cuerpo
a
mi
.
A
lo
que
Aquiles
respondió
:
"
No
me
hables
de
pactos
,
¡
¡
Maldito
!
!
.
Igual
que
no
es
posible
la
entre
los
leones
y
los
hombres
,
ni
el
entre
lobos
y
corderos
,
que
solo
piensan
en
destrozarse
los
unos
a
los
otros
,
tampoco
puede
haber
pactos
ni
entre
nosotros
,
hasta
que
uno
de
los
dos
y
Ares
quede
saciado
de
sangre
.
Revístete
de
valor
,
pues
es
preciso
obrar
como
belicoso
y
esforzado
campeón
.
Ya
no
puedes
escapar
,
pues
Atenea
te
hará
sucumbir
,
herido
por
mi
lanza
,
y
todos
los
dolores
a
mis
amigos
,
a
los
que
cuando
manejabas
furiosamente
la
pica
"
.
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