Había
una
vez
un
humilde
que
era
tan
que
no
tenía
ni
para
comprar
el
cuero
que
necesitaba
para
hacer
zapatos
.
-
No
sé
qué
va
a
ser
de
nosotros
-
le
decía
el
zapatero
a
su
-
.
Si
no
encuentro
un
buen
comprador
o
cambia
nuestra
suerte
no
podré
seguir
trabajando
.
Y
si
no
puedo
trabajar
,
no
tendremos
para
.
El
zapatero
preparó
el
último
trozo
de
que
le
quedaba
con
la
intención
de
terminar
su
trabajo
al
día
.
Cuando
el
zapatero
se
dispuso
a
comenzar
su
trabajo
cuando
,
de
repente
,
descubrió
sobre
la
mesa
de
trabajo
dos
preciosos
terminados
.
Los
zapatos
estaban
cosidos
con
tanto
esmero
que
el
pobre
zapatero
no
podía
lo
que
veía
.
Los
zapatos
eran
tan
eran
el
primer
cliente
que
entró
se
los
llevó
y
pagó
más
de
su
precio
por
comprarlos
.
El
zapatero
fue
enseguida
a
a
su
mujer
.
Después
,
con
el
dinero
recibido
,
compró
cuero
para
hacer
dos
pares
de
zapatos
más
.
Como
el
día
anterior
,
el
zapatero
cortó
el
cuero
y
lo
dejó
todo
listo
para
terminar
el
trabajo
al
día
siguiente
.
Y
de
nuevo
se
repitió
el
.
Por
la
mañana
había
cuatro
zapatos
,
cosidos
y
perfectamente
terminados
,
sobre
su
banco
de
trabajo
.
Esa
misma
mañana
entraron
varios
clientes
a
la
zapatería
y
compraron
los
zapatos
.
Y
,
como
estaban
tan
bien
hechos
,
pagaron
al
zapatero
más
de
lo
que
habitualmente
pagaban
.
La
historia
se
repitió
otra
noche
y
otra
más
,
y
otra
?
Pasó
el
tiempo
,
la
calidad
de
los
zapatos
del
zapatero
se
hizo
famosa
,
y
nunca
le
faltaban
clientes
en
su
tienda
,
ni
tampoco
dinero
,
ni
.
Todo
le
iba
de
maravilla
.
Ya
se
acercaba
la
,
cuando
el
zapatero
le
dijo
a
su
mujer
:
-
¿
Qué
te
parece
si
nos
esta
noche
para
averiguar
quién
nos
está
ayudando
a
hacer
los
zapatos
?
A
la
mujer
le
pareció
buena
la
idea
.
Cuando
llegó
la
noche
,
los
dos
esperaron
escondidos
detrás
de
un
mueble
para
descubrir
quién
les
ayudaba
.
Daban
las
doce
cuando
dos
pequeños
desnudos
aparecieron
de
la
nada
.
Los
duendes
se
subieron
a
la
mesa
de
un
gran
salto
y
se
pusieron
a
coser
.
En
un
santiamén
terminaron
todo
el
trabajo
que
el
hombre
había
dejado
preparado
.
De
un
salto
desaparecieron
y
dejaron
al
zapatero
y
a
su
mujer
estupefactos
.
-
¿
Te
has
fijado
en
que
estos
pequeños
hombrecillos
que
vinieron
estaban
?
-
dijo
el
zapatero
a
su
mujer
.
-
Podríamos
hacerles
pequeñas
para
que
no
tengan
frío
dijo
al
zapatero
su
mujer
-
dijo
ella
.
ELos
duendes
y
el
zapaterol
zapatero
estaba
de
acuerdo
con
su
esposa
.
Y
ambos
se
pusieron
a
trabajar
.
Cuando
acabaron
dejaron
colocadas
las
prendas
sobre
la
mesa
en
lugar
de
los
patrones
de
cuero
,
y
por
la
noche
se
escondieron
tras
el
mueble
para
ver
cómo
reaccionarían
los
duendes
.
Dieron
las
doce
y
aparecieron
los
duendecillos
.
Al
saltar
sobre
la
mesa
parecieron
asombrados
al
ver
los
trajes
y
,
cuando
comprobaron
que
eran
de
su
talla
,
se
vistieron
y
:
-
¿
No
somos
ya
dos
chicos
bonitos
y
elegantes
?
¿
Porqué
seguir
de
zapateros
como
antes
?
Y
tal
como
habían
venido
,
se
fueron
.
Saltando
y
dando
brincos
,
desaparecieron
.
El
zapatero
y
su
mujer
se
sintieron
muy
al
ver
a
los
duendes
felices
.
Y
a
pesar
de
que
habían
anunciado
no
volvieron
nunca
más
,
no
los
olvidaron
,
pues
estaban
muy
agradecidos
por
todo
lo
que
habían
hecho
por
ellos
.
El
zapatero
volvió
a
trabajar
y
,
como
su
trabajo
era
tan
,
nunca
más
le
faltaron
clientes
.
Y
fueron
muy
felices
.