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Comp Vida en Al-Andalus

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Vida cotidiana en Al-Andalus

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Vida cotidiana en Al-Andalus

Andres Alvarez Amieva
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La vida de un pueblo no se mide sólo a través de sus logros artísticos y científicos , sino , sobre todo , desmenuzando la vida de cada día , las costumbres , las estructuras sociales y la organización . También en este terreno fue al - Andalus avanzada y . Forjó un nuevo tipo de sociedad urbana muy estructurada , al tiempo que revolucionó las tareas del campo , vitalizando la , y aportando nuevos métodos de cultivo y un sinfín de especies agropecuarias .

El núcleo urbano era la , de trazado apretado y denso , que , a su vez , se organizaba en dos zonas : la comercial y la vecinal . El era un lugar de encuentro , sobre todo masculino , en el que , en medio de un frenético deambular , se sucedían las más diversas transacciones , y también las más insospechadas intrigas . Los oficios y los puestos se extendían por áreas especializadas , en las que se podían hallar las más variadas . Desde especias y perfumes hasta hortalizas y frutas , carne , tejidos , orfebrería y cerámica . Una estricta serie de normas regían la vida comercial ? normas que aún podemos encontrar en los completos tratados de hisba de Ibn Abdun ? , cuya honradez , no siempre garantizada , vigilaba atento el , inspector del zoco . Al - Andalus estableció una sólida administración y un sistema judicial harto complejo . Las compras se efectuaban con dinero contante y sonante , que se acuñaba en la ceca de Córdoba , primero , y de otras ciudades en época de taifas . Dinares , dirhems y feluses eran de pago corriente .

La era también un lugar frecuentado , no sólo para efectuar la oración comunitaria , sino para convocar distintas reuniones de tipo social y vecinal , o simplemente para estudiar con un poco de sosiego , o escapar a los calores estivales entre la umbría del bosque de columnas . La vida doméstica se desarrollaba fuera del recinto comercial , en los barrios fortificados de la medina que , para mayor seguridad , se cerraba de noche mediante dos puertas y estaba vigilada . Las viviendas , austeras y sobrias en su exterior , podían ser muy en su interior y , en cualquier caso , eran un refugio de paz y confort , muy por encima de lo habitual por entonces en otros lugares del resto de Europa . Organizadas todas en torno a un patio ? si la familia se lo podía permitir , en él se ubicaba una o , cuando menos , un pozo ? las alcobas , salones y la cocina se abrían a este espacio y se distribuían también en torno a la galería superior . El mobiliario era sencillo , apenas unos arcones , una mesa baja de taracea , y algunos altillos y hornacinas en los que depositar un libro o algún adorno de marfil . De dar calidez al entorno se encargaban las esteras y alfombras tupidas de lana , unos mullidos almohadones de seda o lana bordada y un buen brasero .

En toda vivienda existía un " aseo " digno , y el alcantarillado , lo mismo que el alumbrado de la ciudad , se distribuía mediante una red perfectamente organizada . Algo extraordinario teniendo en cuenta que hablamos de los siglos IX y X .

Los públicos eran muy numerosos . Tanto , que en la Córdoba califal llegaron a existir más de seiscientos . En ellos , los clientes no sólo se lavaban , se relajaban y se dejaban masajear enérgicamente . La tarde estaba destinada al turno de las mujeres , que se acicalaban , charlaban e incluso merendaban . Pasta depilatoria , alheña ( henna ) , aceite de violetas , perfume de almizcle y jazmín , jabón arcilloso para el cabello , antimonio para realzar la mirada ( kohol ) , corteza de nuez para tintar labios y encías . . . , constituían un auténtico arsenal para el cuidado y la belleza de la mujer andalusí .

La floreció como nunca antes lo hiciera , llenándose de nuevas hortalizas como la berenjena , la alcachofa , la endibia , el espárrago . . . , y nuevas frutas como la granada , el melón , la cidra y los albaricoques . Entre ellos , las flores rezumaban fragancia y color : crecían el alhelí , la rosa , la madreselva y el jazmín . Las corrían apresuradas y las chirriaban cargadas de agua clara .

Se mejoró la técnica de los injertos , y se crearon jardines con fines medicinales junto a los hospitales , que también los había .

La , como antes veíamos , era un bien muy preciado por los musulmanes , que se preocuparon , desde las instancias oficiales , de garantizar y desarrollar . El estudiante podía acudir a la mezquita o la y recibir la enseñanza que él eligiese , siempre , claro está , que ya dominase los textos sagrados y las ciencias teológicas . Cuando el alumno procedía de familia acomodada , un tutor se encargaba en su propio domicilio de su enseñanza privada .