Explicación
Ucayali sirvió como punto estratégico para el narcotráfico, con Sendero brindando protección a las rutas y laboratorios clandestinos. La región fue testigo de enfrentamientos entre fuerzas del orden y remanentes del grupo.
Aunque no fue un foco principal de Sendero Luminoso, la región de Amazonas experimentó actividades esporádicas del grupo, especialmente en zonas rurales donde buscaban establecer presencia. La geografía montañosa y la limitada presencia estatal facilitaron incursiones para el reclutamiento y la propaganda.
San Martín fue una de las regiones más afectadas por el narcotráfico. Sendero estableció alianzas con narcotraficantes locales, brindando protección a cambio de recursos. La región fue escenario de operaciones militares destinadas a erradicar cultivos ilícitos y desarticular redes criminales.
Huánuco fue una de las regiones más afectadas por el conflicto. Sendero estableció corredores estratégicos para el transporte de drogas, aprovechando la geografía y la débil presencia estatal. La región fue clave en la conexión entre los Andes y la selva, facilitando el tráfico ilícito.
Aunque con menor intensidad, Sendero tuvo presencia en algunas zonas rurales de Cerro de Pasco, buscando controlar rutas y comunidades estratégicas. La respuesta estatal y la organización local limitaron su expansión.
Junín, especialmente el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), sigue siendo una zona crítica. Remanentes de Sendero, como la facción liderada por Víctor Quispe Palomino, alias "José", mantienen actividades vinculadas al narcotráfico . La región es una de las principales productoras de hoja de coca del país.
Esta región amazónica fue utilizada por Sendero como ruta de tránsito hacia Brasil y Bolivia. La densa selva y la limitada infraestructura facilitaron el movimiento clandestino de personas y drogas.
Aunque Cusco no fue un bastión principal, algunas provincias, especialmente las más alejadas, experimentaron actividades subversivas. Sendero intentó infiltrarse en comunidades rurales, pero la fuerte identidad cultural y la organización local dificultaron su avance.
Considerada la cuna de Sendero Luminoso, Ayacucho fue el epicentro del conflicto armado interno. El atentado de Chuschi en 1980 marcó el inicio de la lucha armada . Posteriormente, eventos como la masacre de Lucanamarca en 1983 evidenciaron la brutalidad del grupo . Además, la región fue testigo del asalto a la cárcel de Ayacucho en 1982, donde Sendero liberó a numerosos reclusos
En Puno, Sendero Luminoso intentó expandir su influencia aprovechando las tensiones sociales y económicas. Sin embargo, la resistencia de las comunidades locales y la respuesta estatal limitaron su impacto.