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Juego de Completar: Recuerdos de la Casa Familiar

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Completa los espacios en blanco sobre la historia de una casa llena de recuerdos familiares.

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2º - Bachillerato literatura casa tomada julio cortázar Edad recomendada: 16 años
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Juego de Completar: Recuerdos de la Casa Familiar

Completa los espacios en blanco sobre la historia de una casa llena de recuerdos familiares.

Alejandra Yadira Hernández Villalba
1

tejen llegaba recuerdos Argentina algo guardaba abajo agujas agitaban junta grande tengo mejor vagos limpieza ventajosa agradaba tejía madejas tejía pregunto gobelinos Rodríguez justamente genealogía antigua tejiendo dejaba justicieramente llegaba grandes living gustaba ganarnos grato girar llegáramos zaguán

Nos la casa porque aparte de espaciosa y ( hoy que las casas antiguas sucumben a la más liquidación de sus materiales ) , los de nuestros bisabuelos , el abuelo paterno , nuestros padres y toda la infancia . Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella , lo que era una locura , pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse . Hacíamos la por la mañana , levantándonos a las siete , y a eso de las once yo le a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina . Almorzábamos a mediodía , siempre puntuales ; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos pocos platos sucios . Nos resultaba almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia . A veces llegamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos . Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo , a mí se me murió María Esther antes que a comprometernos . Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea que el nuestro , simple y silencioso matrimonio de hermanos , era necesaria clausura de la asentada por los bisabuelos en nuestra casa .
Nos moriríamos allí algún día , y esquivos primos se quedarían con la casa y
la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos ; o ,
nosotros mismos la voltearíamos antes que fuese demasiado tarde .
Irene era una chica nacida para no molestar a nadie . Aparte de su actividad matinal
se pasaba el resto del día en el sofá de su dormitorio . No sé por qué
tanto , yo creo que las mujeres cuando han encontrado en esa labor el gran
pretexto para no hacer nada . Irene no era así , cosas siempre necesarias , tricotas
para el invierno , medias para mí , mañanitas y chalecos para ella . A veces tejía un
chaleco y después lo destejía en un momento porque no le ; era
gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su
forma de algunas horas . Los sábados iba yo al centro a comprarle lana ; Irene tenía
fe en mi gusto , se complacía con los colores y nunca tuve que devolver .
Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar
vanamente si había novedades en literatura francesa . Desde 1939 no nada
valioso a la .
Pero es de la casa que me interesa hablar , de la casa y de Irene , porque yo no
importancia . Me qué hubiera hecho Irene sin el tejido . Uno puede releer
un libro , pero cuando un pulóver está terminado no se puede repetirlo sin
escándalo . Un día encontré el cajón de de la cómoda de alcanfor lleno de
pañoletas blancas , verdes , lila . Estaban con naftalina , apiladas como en una
mercería ; no tuve valor de preguntarle a Irene qué pensaba hacer con ellas . No
necesitábamos la vida , todos los meses la plata de los campos y el
dinero aumentaba . Pero a Irene solamente la entretenía el tejido , mostraba una
destreza maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole las manos como erizos
plateados , yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se
constantemente los ovillos . Era hermoso .
Cómo no acordarme de la distribución de la casa . El comedor , una sala con
, la biblioteca y tres dormitorios quedaban en la parte más
retirada , la que mira hacia Peña . Solamente un pasillo con su maciza
puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño , la cocina ,
nuestros dormitorios y el central , al cual comunicaban los dormitorios y el
pasillo . Se entraba a la casa por un con mayólica , y la puerta cancel daba al
living . De manera que uno entraba por el zaguán , abría la cancel y pasaba al living ;
tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios , y al frente el pasillo que
conducía a la parte más retirada ; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta
de roble y más allá empezaba el otro lado de la casa , o bien se podía a la
izquierda antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que
llevaba a la cocina y al baño . Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la
casa era muy ; si no , daba la impresión de un departamento de los que se
edifican ahora , apenas para moverse ; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de
la casa , casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble , salvo para hacer la
limpieza , pues es increíble cómo se tierra en los muebles .

2

segundo alegramos cajón seguro bandeja gris Dejó gran ejemplo ahogado cerrojo abrigaban recogiendo ojos graves

El sonido venía impreciso y sordo , como un volcarse de silla sobre la alfombra o un
susurro de conversación . También lo oí , al mismo tiempo o un
después , en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta . Me
tiré contra la puerta antes que fuera demasiado tarde , la cerré de golpe apoyando el
cuerpo ; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el
para más seguridad .
Fui a la cocina , calenté la pavita , y cuando estuve de vuelta con la del mate
le dije a Irene :
? Tuve que cerrar la puerta del pasillo . Han tomado la parte del fondo .
caer el tejido y me miró con sus cansados .
? ¿ Estás ?
Asentí .
? Entonces ? dijo las agujas ? tendremos que vivir en este lado .
Yo cebaba el mate con mucho cuidado , pero ella tardó un rato en reanudar su labor .
Me acuerdo que tejía un chaleco ; a mí me gustaba ese chaleco .
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte
tomada muchas cosas que queríamos . Mis libros de literatura francesa , por ,
estaban todos en la biblioteca . Irene extrañaba unas carpetas , un par de pantuflas
que tanto la en invierno . Yo sentía mi pipa de enebro y creo que Irene
pensó en una botella de Hesperidina de muchos años . Con frecuencia ( pero esto
solamente sucedió los primeros días ) cerrábamos algún de las cómodas y nos
mirábamos con tristeza .
? No está aquí .
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa .
Pero también tuvimos ventajas . La limpieza se simplificó tanto que aun
levantándose tardísimo , a las nueve y media por ejemplo , no daban las once y ya
estábamos de brazos cruzados . Irene se acostumbró a ir conmigo a la cocina para
ayudarme a preparar el almuerzo . Lo pensamos bien y se decidió esto : mientras yo
preparaba el almuerzo , Irene cocinaría platos para comer fríos de noche . Nos
porque siempre resulta molesto tener que abandonar los dormitorios al
atardecer y ponerse a cocinar . Ahora nos bastaba con la mesa en el dormitorio de
Irene y las fuentes de comida fiambre .