Si bien Aristóteles admite, al igual que
Sócrates y
Platón, que la
esencia es lo que define al
ser, concibe (a diferencia de sus antecesores) la esencia como la forma que está unida inseparablemente a la
materia, constituyendo juntas el ser, que es la
sustancia. La afirmación de la importancia del conocimiento sensible, y del conocimiento de lo singular para llegar a lo
universal, abrió posibilidades a la investigación científica.