Las invasiones barbaras
El Imperio romano mantenía su unidad gracias a un ejército encargado de vigilar y defender sus territorios y fronteras, así como
conquistar nuevos pueblos. Paulatinamente, Roma perdió su poder
y el ejército disminuyó su disciplina. Guiados por las ambiciones de
sus jefes, los grupos militares empezaron a luchar entre sí causando
temor entre la población. Incluso decidían qué emperador se mantenía en el poder y cuál no.
Durante el siglo iii, pueblos guerreros de Europa, Asia y África
empezaron a penetrar en el imperio. Los romanos llamaron bárbaros
a los invasores porque no compartían su modo de vida, cultura y lengua. En ocasiones, los bárbaros irrumpían por la fuerza y otras mediante acuerdos, así se les otorgaban tierras a cambio de integrarse
al ejército, prestar servicios militares y respetar las leyes del Imperio.
Las invasiones se hicieron cada vez más frecuentes y con mayor
éxito, principalmente en la parte occidental. En el año 395, para
reforzar sus tácticas de defensa, el Imperio se dividió de manera definitiva en dos: Oriente y Occidente. Aun así, los pueblos romanos
siguieron padeciendo constantes conflictos, dificultades económicas y gobiernos débiles.
En el año 476 los bárbaros derrocaron al emperador Rómulo
Augusto, gobernante del territorio romano de Occidente, suceso que
marca el final de la Antigüedad y el inicio de la Edad Media europea.
El nacimiento de los reinos bárbaros
Los germanos eran el grupo bárbaro más numeroso, compuesto a
su vez por varios pueblos (visigodos, ostrogodos, vándalos, lombardos, anglos, francos y sajones). Estos pueblos tenían características
culturales propias, como lengua, tradiciones y religión, que al entrar en contacto con las de procedencia romana originaron nuevas
formas de organización social, instituciones políticas y expresiones
culturales, como las lenguas romances, entre las cuales figuran el español, el portugués, el italiano y el francés. Con el tiempo adoptaron
el cristianismo como religión.
Comenzaron a surgir los reinos germanos porque cada pueblo
dominó un área del antiguo Imperio romano de Occidente: los vándalos construyeron su reino en el norte de África; los ostrogodos
y los lombardos, en Italia; los visigodos, en España; los francos, en
Francia y parte de Alemania, y los anglos y sajones, en Inglaterra.
conquistar nuevos pueblos. Paulatinamente, Roma perdió su poder
y el ejército disminuyó su disciplina. Guiados por las ambiciones de
sus jefes, los grupos militares empezaron a luchar entre sí causando
temor entre la población. Incluso decidían qué emperador se mantenía en el poder y cuál no.
Durante el siglo iii, pueblos guerreros de Europa, Asia y África
empezaron a penetrar en el imperio. Los romanos llamaron bárbaros
a los invasores porque no compartían su modo de vida, cultura y lengua. En ocasiones, los bárbaros irrumpían por la fuerza y otras mediante acuerdos, así se les otorgaban tierras a cambio de integrarse
al ejército, prestar servicios militares y respetar las leyes del Imperio.
Las invasiones se hicieron cada vez más frecuentes y con mayor
éxito, principalmente en la parte occidental. En el año 395, para
reforzar sus tácticas de defensa, el Imperio se dividió de manera definitiva en dos: Oriente y Occidente. Aun así, los pueblos romanos
siguieron padeciendo constantes conflictos, dificultades económicas y gobiernos débiles.
En el año 476 los bárbaros derrocaron al emperador Rómulo
Augusto, gobernante del territorio romano de Occidente, suceso que
marca el final de la Antigüedad y el inicio de la Edad Media europea.
El nacimiento de los reinos bárbaros
Los germanos eran el grupo bárbaro más numeroso, compuesto a
su vez por varios pueblos (visigodos, ostrogodos, vándalos, lombardos, anglos, francos y sajones). Estos pueblos tenían características
culturales propias, como lengua, tradiciones y religión, que al entrar en contacto con las de procedencia romana originaron nuevas
formas de organización social, instituciones políticas y expresiones
culturales, como las lenguas romances, entre las cuales figuran el español, el portugués, el italiano y el francés. Con el tiempo adoptaron
el cristianismo como religión.
Comenzaron a surgir los reinos germanos porque cada pueblo
dominó un área del antiguo Imperio romano de Occidente: los vándalos construyeron su reino en el norte de África; los ostrogodos
y los lombardos, en Italia; los visigodos, en España; los francos, en
Francia y parte de Alemania, y los anglos y sajones, en Inglaterra.
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