Una
tarde
de
estaba
dormitando
bajo
un
árbol
de
cuando
de
repente
se
sobresaltó
al
escuchar
unos
ruidos
rarísimos
sobre
su
cabeza
.
?
¿
Qué
ha
sido
eso
?
?
¿
Quién
anda
por
ahí
perturbando
el
descanso
de
los
demás
?
Miró
hacia
arriba
y
contempló
extrañado
que
las
se
agitaban
y
parecían
chillar
.
Abrió
sus
grandes
ojos
y
al
enfocar
la
mirada
descubrió
que
se
trataba
de
tres
monos
que
,
para
entretenerse
,
estaban
compitiendo
a
ver
quién
arrancaba
más
maduros
en
menos
tiempo
.
Entre
sorprendido
y
enfadado
les
gritó
:
?
¡
Un
respeto
,
por
favor
!
¿
No
veis
que
estoy
durmiendo
la
siesta
justo
aquí
abajo
?
¡
Dejad
ese
estúpido
juego
de
una
vez
!
Los
estaban
pasándoselo
tan
bien
,
venga
a
reír
y
a
saltar
de
una
rama
a
otra
,
que
no
le
hicieron
ni
caso
.
De
hecho
,
empezaron
a
lanzar
al
aire
para
ver
cómo
se
despedazaban
y
lo
salpicaban
todo
al
chocar
contra
el
suelo
¡
Les
parecía
un
juego
divertidísimo
!
El
,
que
ya
tenía
una
edad
en
la
que
no
soportaba
ese
tipo
de
tonterías
,
empezó
a
perder
la
paciencia
.
Muy
serio
,
se
puso
a
cuatro
patas
,
levantó
la
cabeza
,
y
les
enseñó
los
colmillos
a
ver
si
se
daban
por
aludidos
.
Nada
,
como
si
no
existiera
.
?
¡
Estoy
harto
de
tanto
alboroto
y
de
que
desperdiciéis
la
comida
de
esa
manera
!
¡
Poned
fin
a
la
juerga
o
tendréis
que
véroslas
conmigo
!
Por
increíble
que
parezca
ninguna
amenaza
surtió
efecto
y
los
monos
siguieron
a
lo
suyo
.
Por
poco
tiempo
,
eso
sí
,
pues
la
mala
suerte
quiso
que
uno
de
los
aguacates
se
estrellara
en
el
del
jaguar
.
El
golpe
fue
intenso
y
se
retorció
de
dolor
.
?
¡
Ay
,
ay
,
menudo
porrazo
me
habéis
dado
con
uno
de
esos
malditos
aguacates
!
Se
palpó
y
notó
que
la
zona
se
estaba
inflamando
,
pero
lo
más
grave
fue
comprobar
cómo
la
pulpa
se
desparramaba
por
su
pelo
como
si
fuera
,
formando
un
asqueroso
pegote
verde
.
El
presumido
felino
se
puso
,
nunca
mejor
dicho
,
hecho
una
fiera
.
?
No
?
no
?
no
puede
ser
?
¡
Acabáis
de
destrozar
mi
bello
y
sedoso
pelaje
,
panda
de
inútiles
!
?
¡
¿
Quién
ha
sido
el
culpable
?
!
El
mono
que
tenía
las
orejas
más
puso
tal
cara
de
pánico
que
él
solito
se
delató
;
el
jaguar
,
con
los
nervios
a
flor
de
piel
,
reaccionó
como
suelen
hacer
los
jaguares
cuando
se
enfadan
de
verdad
:
pegó
un
salto
gigantesco
,
y
cuando
estuvo
a
la
altura
del
insolente
animal
,
levantó
la
pata
derecha
y
le
asestó
un
zarpazo
en
la
.
La
víctima
chilló
de
dolor
,
pero
por
suerte
la
herida
era
poco
profunda
y
pudo
salvar
el
.
Para
no
tentar
más
a
la
suerte
,
propuso
la
retirada
inmediata
a
sus
.
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