¿SE ACABÓ LA VIDA? ¿NO HAY NADA MÁS PARA HACER?
Trataremos de dar respuesta a esta interrogante, en el contexto de la cátedra Psicología del desarrollo II
Alumnas:
- NIGLIA
- MOYANO
- MICH
- BRINVILLE
LA CRISIS DE LA MITAD DE LA VIDALa crisis de la mitad de la vida, comúnmente, se confunde con la crisis de los 40 años. Ésta última es una añoranza del pasado, renuencia a dejar ir la juventud, etc. La crisis de la mitad de la vida es plantearte en lo que te falta por hacer, asumir con madurez una etapa de la vida cuestionándonos de fondo para que nuestra historia tenga un final feliz, porque lo único que importa es el marcador final.A esta edad la vida ya te ha dado muchos golpes bajos que te han hecho tomar conciencia de la fragilidad humana y que te han cuestionado a ver lo realmente importante.
El miedo a envejecer está motivado por esa percepción incompleta de la sociedad en la que vivimos. Pensamos que la persona es solo cuerpo, por más que nos paremos de cabeza y nos operemos, la curva biológica nos llevará a envejecer. Lanzar las curvas mentales, espirituales, del amor y trascendencia nos hará más ricos, interesantes, seremos una mejor compañía, primeramente para nosotros mismos y después para los demás.
Hay diferentes puertas por las cuales se entra la crisis de la mitad de la vida:La primera puede ser la DECEPCIÓN, a veces para los hombres es algo que cuesta mucho trabajo debido a los estereotipos auto-percibidos que ponen resistencia a sentirse vulnerables; pareciera que las mujeres están mucho más cerca de realizarlo. Por ende cuando algo no va bien, lo descubren más rápido. Pero en definitiva, todos logran llegar a ese punto culmine donde se despierta el interrogante: ¿Y AHORA? Otra puerta para entrar a esta etapa puede ser un GOLPE DE LA VIDA, donde te predispones a parar, reflexionar y darte la oportunidad de entrar a las cámaras internas de tu corazón con silencio e intimidad. Ahí te darás cuenta si estas satisfecho con la persona en la que te convertiste, si cumpliste tus expectativas y cuál es el precio que pagaste por el éxito. Una de las batallas importantes es entender que podes operar en dos esquemas: *Tu área de influencia.*Tu área de preocupación. Tu área de preocupación es enorme: te preocupa el gobierno, el cambio climático, si tenes un accidente y te das cuenta que lo único sobre lo que puedes incidir de verdad es en tu área de influencia. Elegir reconocer que no podes controlar todo te bajará el estrés y te dejará enfocar en las cosas que SI podes hacer. Existe un concepto llamado ÓPTIMALISMO, es hacer lo mejor que se pueda, haciendo las paces con la imperfección.
El plan de acción para cada quien es diferente, la crisis se aborda de manera personal, pero todo tiene que empezar con un encuentro con VOS mismo. Podes empezar preguntándote lo siguiente:¿Quién soy, a dónde estoy, a dónde voy?¿Soy feliz?¿Cuáles son mis talentos?¿Cuáles son mis defectos?¿Qué me apasiona?¿Qué no puedo dejar de hacer antes de morir?¿A quién debo de pedir perdón?¿Cuáles son mis tesoros?¿Cómo es la calidad de mis relaciones interpersonales?
Hay un momento en la vida en que hay que detenerse a reflexionar: ¿Quién soy?, ¿A dónde voy? y sobre todo, ¿Soy feliz?
En La crisis de la mitad de la vida, Hugo Cuesta nos invita a abordar estas preguntas, nos habla de su camino y nos convoca a hacer una pausa para diseñar la mejor versión de nosotros mismos.La crisis de la mitad de la vida nos llega a todos en algún momento. Y lo que es peor: lo hace sin avisar. Nos planta de frente ante las preguntas incómodas que creíamos tener resueltas, nos provoca un desconcierto existencial difícil de entender y nos expone a una dura realidad: lo que hemos hecho o logrado no ha sido capaz de colmar el ansia de plenitud y felicidad que anhela nuestro corazón.Al mismo tiempo, es una enorme oportunidad para hacer un maridaje entre nuestras pasiones y talentos, y así, descubrir nuestra misión. También nos ofrece un respiro del mundo frenético en el que vivimos para rediseñar la segunda parte de nuestra vida, que puede ser la más apasionante, la más productiva y la más plena que hayamos vivido. Para volver a soñar y atrevernos a ser quienes realmente somos.
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