Si toda la iglesia entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a todos sin excepciones. Pero ¿ a quiénes debería privilegiar? Cuando uno lee el evangelio, se encuentra con una orientación contundente: no tanto a los amigos y vecinos ricos sino sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que no tienen con qué recompensarte.
El papa Francisco insiste también con la idea de una iglesia en ´salida, una iglesia misionera, que no se encierre en los muros de los templos y los conventos, sino que transmita la alegría del Evangelio en las calles y las periferias