Del mismo modo que el cultivo de los clásicos fue para el humanismo renacentista el canal adecuado para la formación humana, o el humanismo decimonónico se centró en el conocimiento de los aspectos de la cultura más estrechamente ligados con los valores humanos en general (en contraposición a las propuestas positivistas), en la actualidad nos planteamos ¿qué formación humana requieren nuestros educandos?
Sería ya oportuno que quebráramos la dicotomía entre conocimientos útiles e inútiles y nos aboquemos a ofrecer a nuestros alumnos saberes humanos: científicos, tecnológicos y humanísticos interrelacionados y entrelazados en el curso de la humanidad. Una mirada histórica a las obras del ser humano para el ser humano, realizadas a través del tiempo, proporciona formación humana a la perspectiva científica y tecnológica.
Todo saber humano puede ser considerado humanístico si se lo estudia bajo una persepectiva histórica: logros y yerros del ser humano en devenir (POSTMAN, N., 1999).