El árbol de agua
Antiguamente no había casi oko
y los coreguaje vivían muy preocupados porque no podían bañarse bien, ni suplir
muchas de sus necesidades. Extraían oko de un bejuco que cortaban en el monte,
pero el procedimiento para hacerlo era difícil y el resultado era muy escaso.
Un día un joven miembro de la
tribu se fue a cortar bejucos al monte en compañía de un jamu que tenía como
mascota. Mientras cortaba bejucos para sacar el oko, el jamu comenzó a escarbar
y a comer raíces. En un momento, el animalito cortó una raíz y de ella brotó un
enorme chorro de oko. Cuando el coreguaje se dio cuenta, se asombró y corrió
hasta ese lugar. Una vez allí, aprovechó para saciar su sed y bañarse hasta
quedar impecable. Después de haber terminado, cubrió el lugar con unas matas y
se fue a casa.
Al volver, llamó la atención
lo limpio que se veía. Y le preguntaron si había encontrado una nueva fuente de
agua. Él contó que no, que la había extraído de los bejucos. Durante mucho
tiempo, siguió diciendo lo mismo, para no generar sospechas.