Robinson Crusoe
"El buque encalló profundamente en las arenas, de manera que solo nos quedaba tratar de salvar la vida de cualquier manera... Once embarcamos en un bote... Una ola gigantesca cayó sobre el bote con tal violencia, que se dio vuelta en un instante... Nadé hacia adelante con todas mis fuerzas... Fui el único que consiguió pisar tierra, empapado, sin ropa para cambiarme y nada que comer y beber; sólo tenía un cuchillo, una pipa y un poco de tabaco en una cajita... Todo lo que se me ocurrió fue treparme a un frondoso árbol, y allí me propuse estarme la noche entera y decidir, a la mañana siguiente, cuál sería mi muerte.
Anduve primero en busca de agua dulce. Después de beber y mascar tabaco trepé a mi árbol, tratando de hallar una posición de la cual no me cayera si el sueño me vencía. Había cortado un sólido garrote para defenderme.
Al otro día no había huellas del temporal. La marea había zafado al barco y lo había traído hacia las rocas... Poco después de mediodía el mar se puso como un espejo y la marea bajó tanto que pude acercarme a un cuarto de milla del barco (ya entonces sentía renovarse mi desesperación al comprender que si nos hubiésemos quedado a bordo estaríamos a salvo y en tierra)... Nadé hasta el barco.
Las provisiones de a bordo no habían sufrido absolutamente nada; pude satisfacer mi gran apetito, llenándome además los bolsillos de galleta. Bebí un buen trago de ron para fortalecerme ante la tarea que me esperaba... [Armó una balsa, con elementos que encontró en el barco]... Se presentaba el problema de elegir lo indispensable y al mismo tiempo preservarlo de los golpes del mar [eligió comida, herramientas, armas].
(Fragmento de la Novela Robinson Crusoe)
Anduve primero en busca de agua dulce. Después de beber y mascar tabaco trepé a mi árbol, tratando de hallar una posición de la cual no me cayera si el sueño me vencía. Había cortado un sólido garrote para defenderme.
Al otro día no había huellas del temporal. La marea había zafado al barco y lo había traído hacia las rocas... Poco después de mediodía el mar se puso como un espejo y la marea bajó tanto que pude acercarme a un cuarto de milla del barco (ya entonces sentía renovarse mi desesperación al comprender que si nos hubiésemos quedado a bordo estaríamos a salvo y en tierra)... Nadé hasta el barco.
Las provisiones de a bordo no habían sufrido absolutamente nada; pude satisfacer mi gran apetito, llenándome además los bolsillos de galleta. Bebí un buen trago de ron para fortalecerme ante la tarea que me esperaba... [Armó una balsa, con elementos que encontró en el barco]... Se presentaba el problema de elegir lo indispensable y al mismo tiempo preservarlo de los golpes del mar [eligió comida, herramientas, armas].
(Fragmento de la Novela Robinson Crusoe)
Edad recomendada: 11 años
Creada por
Celeste Ramos
Guatemala
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