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Generos Literarios

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Lee las lecturas.

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Creada por

Colombia

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Generos LiterariosVersión en línea

Lee las lecturas.

por My Project
1

EL DEPORTE

Practicar deporte es muy importante para el ser humano, sea cual sea su edad. Consiste en dedicar una parte de nuestro tiempo a realizar una actividad física, es decir, a hacer ejercicio moviendo las partes de nuestro cuerpo. Cuando hacemos deporte nos divertimos y pasamos un buen rato.

Hay deportes individuales como la natación y deportes en grupo como el fútbol. Todos ellos tienen una serie de normas que hay que respetar y cumplir. Son las reglas del juego.

Cuando se practica deporte para conseguir un trofeo o una medalla, hablamos de deportes de competición. En este caso, el deportista debe entrenar duro para alcanzar el objeto, que es ganar.

El deporte tiene muchos beneficios. Nos ayuda a fortalecer los músculos y huesos, y en general mejora nuestra condición física y el aspecto de nuestro cuerpo. Además hacer ejercicio nos entretiene y nos relaja, así tendremos buen humor durante el día, estaremos más concentrados en clase y dormiremos mejor por las noches.

Los deportes nos enseñan a esforzarnos por las cosas y a intentar superar las dificultades. También aprendemos a  jugar con los demás, a respetar al contrincante y aunque no siempre ganemos, lo importante es disfrutar el juego.

2

El perro y su reflejo

Un perro muy hambriento caminaba de aquí para allá buscando algo para comer, hasta que un carnicero le tiró un hueso. Llevando el hueso en el hocico, tuvo que cruzar un río. Al mirar su reflejo en el agua creyó ver a otro perro con un hueso más grande que el suyo, así que intentó arrebatárselo de un solo mordisco. Pero cuando abrió el hocico, el hueso que llevaba cayó al río y se lo llevó la corriente. Muy triste quedó aquel perro al darse cuenta de que había soltado algo que era real por perseguir lo que solo era un reflejo.
3

La princesa de fuego

Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:

- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.

El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.

Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".

Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días

4

Un agujerito en la luna

Cuenta una antigua leyenda que en una época de gran calor la gran montaña nevada perdió su manto de nieve, y con él toda su alegría. Sus riachuelos se secaban, sus pinos se morían, y la montaña se cubrió de una triste roca gris. La Luna, entonces siempre llena y brillante, quiso ayudar a su buena amiga. Y como tenía mucho corazón pero muy poco cerebro, no se le ocurrió otra cosa que hacer un agujero en su base y soplar suave, para que una pequeña parte del mágico polvo blanco que le daba su brillo cayera sobre la montaña en forma de nieve suave.

Una vez abierto, nadie alcanzaba a tapar ese agujero. Pero a la Luna no le importó. Siguió soplando y, tras varias noches vaciándose, perdió todo su polvo blanco. Sin él estaba tan vacía que parecía invisible, y las noches se volvieron completamente oscuras y tristes. La montaña, apenada, quiso devolver la nieve a su amiga. Pero, como era imposible hacer que nevase hacia arriba, se incendió por dentro hasta convertirse en un volcán. Su fuego transformó la nieve en un denso humo blanco que subió hasta la luna, rellenándola un poquito cada noche, hasta que esta se volvió a ver completamente redonda y brillante. Pero cuando la nieve se acabó, y con ella el humo, el agujero seguía abierto en la Luna, obligada de nuevo a compartir su magia hasta vaciarse por completo.

Viajaba con la esperanza de encontrar otra montaña dispuesta a convertirse en volcán, cuando descubrió un pueblo que necesitaba urgentemente su magia. No tuvo fuerzas para frenar su generoso corazón, y sopló sobre ellos, llenándolos de felicidad hasta apagarse ella misma. Parecía que la Luna no volvería a brillar pero, al igual que la montaña, el agradecido pueblo también encontró la forma de hacer nevar hacia arriba. Igual que hicieron los siguientes, y los siguientes, y los siguientes…

Y así, cada mes, la Luna se reparte generosamente por el mundo hasta desaparecer, sabiendo que en unos pocos días sus amigos hallarán la forma de volver a llenarla de luz.

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