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Una historia de navidad
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Una historia de navidad
Una vez, en la cumbre de la montaña, tres
pequeños árboles soñaban con lo que serían de grandes. -Yo
guardaré inmensos tesoros -dijo un pino. -Yo sere
un gran barco -dijo el eucalipto. Cuando
crecieron, discutían también sobre cuál de ellos era el mejor. -Yo -dijo
el cedro- tengo una madera muy fuerte, por eso a mi me quieren todos los
leñadores. -Mi
madera es roja y muy hermosa -dijo la caoba-, por eso me escogerán a mí antes
que a todos ustedes. Estaban
en esas discusiones cuando llegaron los leñadores y se llevaron a la caoba. En
otras oportunidades se llevaron al eucalipto, al sauce y a otros árboles. Sólo el
pino quedo triste, porque nadie lo quería. Un
pajarito amigo suyo le dijo: -No estés
triste. Tú eres importante para nosotros. Al posarnos en tus ramas, podemos ver
el sol. -Sí
-replico el pino-, pero los humanos no me quieren, ni siquiera me llevan para
hacer leña... Y yo quería ser un hermoso baúl para guardar tesoros. -No te
preocupes. Todos tenemos una misión importante en la vida. Lo que debes hacer
es descubrirla.
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Una historia de navidad
El pajarito intentaba convencer al pino de aquello,
cuando llegaron los leñadores y se lo llevaron al aserradero. Allí, lo
cortaron, y, luego, lo guardaron por largo tiempo en una oscura bodega, donde
el gran árbol recordaba las palabras de su amigo, pensando que estaba
equivocado. Un día, lo sacaron de la bodega
y, en lugar de ser cubierto de oro y llenado de tesoros, fue cubierto con polvo
de cortadora y llenado de alimento para animales. El pino en un primer momento,
se entristeció, pero muy pronto comprendió que, al darle alimento a los
animales, ellos se sentían felices y Agradecidos, y eso lo hacía feliz a él también. Muchísimos
días pasaron hasta que, una noche, una joven mujer puso a su hijo en aquel
pesebre. -Yo
quisiera haber podido hacer una cuna para nuestro bebé -dijo el esposo. -No te
preocupes -dijo la mujer-, este pesebre es fuerte y será una hermosa cuna. De
pronto, empezaron a llegar de todas partes personas y animales para adorar al
niño del pesebre. En ese
momento, el árbol supo que tenía el tesoro más grande del mundo.
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