Una de las diferencias principales entre el fordismo y el taylorismo es que el primero consiguió innovar los procesos de producción por medio de la expansión del mercado, una estrategia que no generaba un impacto tan grande en el trabajador como el segundo. Gracias a promover la especialización, el fordismo transformó el esquema de la industria y redujo considerablemente los costos, dando una nueva perspectiva a los mercados del siglo XX. Los obreros comenzaron a gozar de mejores oportunidades laborales a la vez que el consumo de ciertos productos se abrió a muchas más personas, y de esta forma fue posible conquistar nuevos desafíos a nivel industrial.