EL AVIÓN DE LA BELLA DURMIENTE

¿Porque este cuento y no otro? muy sencillo de responder, se puede apreciar que el amor es el sentimiento mas puro y real del ser humano.

el cuento es una breve narración de lo que una persona puede llegar a imaginar y a apreciar con tan solo ver a lo que se puede llamar un amor a primera vista, es una persona con carisma y una imaginación de admirar, basto con tan solo 2 segundos de ver a la bella para quedar estupefacto e impactado con su belleza, «Esta es la mujer más bella que he
visto en mi vida» dijo aquel hombre.

Por la tormenta mas grande de toda la historia cerraron el aeropuerto y los vuelos tuvieron un retraso, mientras esperaba que habilitaran los vuelos, aquel hombre únicamente pensaba en ella, en que en algún lugar del aeropuerto estaba, pero nunca la encontró, cuando por fin dieron la orden de abordar el avión cuyo destino era New York. La azafata lo condujo hasta el asiento correspondiente, aquel hombre quedo estupefacto y agradecido con la vida por haber escogido el asiento numero 7, junto a el se encontraba ella, allí estaba tan sutil, y tan bella.

Aquel hombre cogió una copa de vino para ofrecérsela pero mejor se arrepintió y fue la mejor decisión ya que le pidió al sobrecargo un vaso de agua y también que no la despertaran.

"Cuando le llevaron el agua, abrió sobre las rodillas un cofre de tocador con esquinas de cobre, como los baúles de las abuelas, y sacó dos pastillas doradas de un estuche donde llevaba otras de colores diversos. Hacía todo de un modo metódico y parsimonioso, como si no hubiera nada que no estuviera previsto para ella desde su nacimiento. Por último bajó la cortina de la ventana, extendió la poltrona al máximo, se cubrió con la manta hasta la cintura sin quitarse los zapatos, se puso el antifaz de dormir, se acostó de medio lado en la poltrona, de espaldas a mí, y durmió sin una sola pausa, sin un suspiro, sin un cambio mínimo de posición, durante las ocho horas eternas y los doce minutos de sobra que duró el vuelo a Nueva York." (Gabriel García Marquéz, doce cuentos peregrinos, 1982)

Ni siquiera las turbulencias la despertaban de ese sueño tan profundo en el que estaba la bella dama, despertó sin ayuda en el instante en que se prendieron los anuncios de aterrizaje, se quito el antifaz abrió sus hermosos ojos, echo a un lado la manta, saco de nuevo el cofre se maquillo muy rápido, cuando el avión aterrizo y dieron la orden de salir, se paro y se perdió en esa grande ciudad de New York.