Porque las especies animales afuera de su hábitat o ambiente natural no pueden realizar las funciones para las cuales han evolucionado en dichos espacios: dispersión de polen o semillas, o de sus propias especies, además de control de plagas y enfermedades, y para mantener el equilibrio de los ecosistemas, entre otros.
Porque necesitan alimento especializado que generalmente solo consiguen en su hábitat y el hombre por desconocimiento o dificultad de conseguirlo, no se lo puede ofrecer. Su reemplazo le ocasiona deficiencias nutricionales y por lo tanto enfermedades o la muerte.
Porque para reproducirse la mayoría de veces requieren espacios naturales mucho más grandes que una jaula o una casa o una finca. Igualmente, requieren la compañía, enseñanza y ejemplo de sus congéneres como estímulo y aprendizaje para sobrevivir. Ello priva a un especimen de cumplir con su función de reproducirse y perpetuar su especie en el tiempo, lo cual aumenta las posibilidades de desaparecer.
Porque aunque los tratemos muy bien y les proporcionemos buen alimento y compañía, la falta de relación con otros individuos de su especie, hace que se depriman, se debiliten y se enfermen o hasta pierdan facultades naturales e instintivas, llegando incluso a morir sin causa aparente.Porque muchos animales sacados de su medio natural, son más propensos a ser portadores de hongos, bacterias, protozoos o parásitos, que producen enfermedades que ellos no padecen ostensiblemente (llamadas enfermedades zoonóticas) y de las cuales solo son vectores, es decir, que pueden trasmitirlas a los humanos o a los animales domésticos, mediante su contacto, por el de sus restos, o el de sus excrementos u orina, y no existen anticuerpos u otras defensas en nosotros para afrontarlas.
Esta puede ser una de las más importantes razones que se debe tener en cuenta para rechazar la utilización de animales silvestres, como mascotas de compañía, ya que la enfermedades transmisibles vía zoonosis, son muchas. En su mayoría, son fáciles de atacar al hombre, como gastroenteritis, neumonía, tuberculosis, fiebre amarilla, fiebre tifoidea, cólera, malaria, mal de chagas, paludismo, hepatitis A, peste de rabia, toxoplasmosis, herpes, psitacosis, criptococosis, histoplasmosis, salmonelosis,