PRINCIPIOS DE LA ARGUMENTACIÓN IERSVersión en línea
Presentación guía para estudiar los principios básicos del discurso argumentativo
En el siguiente vídeo observaremos un proceso argumentativo oral para que te vayas familiarizando con este tipo de discurso. La persona que se dirige a los espectadores trata de convencerlos de una idea en particular. ¿Cuál es esa idea? Nota: el pensamiento de la presentadora del video no refleja el sentir del autor de esta presentación ni de la institución educativa educativa a la que pertenece.
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ESTRUCTURA DE LA ARGUMENTACIÓN
Esta es la estructura más común que suele presentar el discurso argumentativo escrito. No obstante, debe aclararse que no es la única. Más adelante se ofrecerán explicaciones sobre otras estructuras argumentativas.
Reproduce el audio para una explicación adicional sobre las clases de argumentos que utilizamos cuando vamos a sustentar una tesis.
Escucha el audio instructivo antes de realizar la actividad siguiente.
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TEXTO ARGUMENTATIVO CON LA ESTRUCTURA EXPLICADA
¿ES REALMENTE UN BUEN
NEGOCIO?
Cada fiesta de pueblo, cada puente
festivo de nuestro calendario, tiene su reinado de belleza ya montado. Creo que
no nos hemos tomado el tiempo suficiente para analizar la conveniencia de la
realización de este tipo de actividades, y sobre todo en lo referido a la
realización del reinado Nacional de la “belleza”.
No
estoy de acuerdo con la realización del reinado nacional de belleza y, en general,
de los reinados que se llevan a cabo en la actualidad en nuestro país. En
primer lugar, considero que con ellos se suelen promover estereotipos erróneos
de belleza. Con este tipo de actividades se envía un negativo mensaje a las
nuevas generaciones, y a las actuales, basado en la superficialidad, este
mensaje es claro: lo exterior, lo físico, es trascendental para alcanzar éxito.
Figuras esbeltas, cirugías estéticas, vestidos de diseñador, sonrisas y rostros
perfectos son lo realmente importante en estos concursos. Realizar un reinado requiere que se hagan millonarias inversiones (y sé
que muchas administraciones departamentales ofrecen significativos aportes
económicos a estos eventos) y el beneficio para la comunidad es mínimo. Para
llevar a cabo de este tipo de eventos se hace uso de lo mejor: las mejores casas
de banquetes, los mejores hoteles, el mejor vestuario, la mejor logística; la organización cultural de Cartagena
“Juventudes Adelante” plantea la siguiente opinión con respecto a los gastos de
dinero en un reinado: “Es inconcebible
que un solo vestido de gala de una concursante del reinado nacional llegue a
costar hasta 8 millones de pesos, o más, dependiendo del diseñador o los
accesorios, y se le suma que solo es para el uso en una noche, mientras a unos
metros en lugares recónditos de Cartagena hay niños que solo ingieren una sola
comida al día o incluso se encuentran en
alto grado de desnutrición, con padres de familia trabajando de sol a
sol solo para el sustento, solo por mencionar uno de los tantos gastos que se
realizan en estas actividades”.
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CONTINUACIÓN TEXTO ANTERIOR
Por
otra parte, desafortunadamente, con estos eventos se suelen generar escándalos
vergonzosos y rivalidades entre regiones, incluso amenazas entre “reinas”. Son
numerosos los incidentes que los medios de comunicación han sacado a la luz
pública: trampas, patrocinio de narcos, compra de jurados y otros sucesos que
fomentan la discordia común. Estos
hechos conllevan, muchas veces, a que se fomente la xenofobia o una
estigmatización a determinadas razas o regiones. En consecuencia, se causa más
un suceso político y administrativo que un hecho social que conduzca a algo
favorable o a la unión de las regiones.
En
este país, en este momento, en estas condiciones, debería de importar más un
buen corazón que una cara bonita, un plato de comida para un niño más que una
fotografía que cueste millones, una sonrisa de felicidad más que una sonrisa
solo para ganar el voto de otros.
Me
sostengo en mi posición: un no rotundo a la realización de los reinados de
“belleza” que, por cierto, es éste un concepto que nos falta comprender mejor.
Basta ya de tanto reinado, lo que necesitamos es promover lo esencial: valores
que nos ayuden a superar nuestra crisis cultural.
Elaborado por: Natalia
Bernal Perez – Taller de argumentación
(Con correcciones de estilo y redacción realizadas por John
Byron Villa)
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Texto dos: Monstruo de mil cabezas
Monstruo de mil cabezas
Sí, de acuerdo. Estamos mamados del
clientelismo y la corrupción de la política tradicional. Estamos completamente
hartos de Nules, de Morenos, de anuncios de investigaciones como la de
Saludcoop y de la Dirección Nacional de Estupefacientes que no llevan a ningún
lugar, de funcionarios como los de la Contraloría de Bogotá, recientemente
descubiertos por la extorsión a un investigado. De casos como el de Odebrecht,
en el que esperamos que el fiscal Néstor Humberto Martínez, que hace una gran
tarea, no proceda con exculpaciones apresuradas, sino que pida la colaboración
del Tribunal Supremo de Brasil, en donde los asesores de campañas Joao Santana
y Eduardo ‘Duda’ Mendonça están “cantando”. Que también pida colaboración al
Departamento de Justicia de Estados Unidos y a la oficina del Fiscal General de
Suiza, en donde los funcionarios de la constructora en Panamá, Fernando
Migliaccio y André Rabello, están asimismo delatando.
Por eso, y muchísimo más, uno de los
temas que coparán la agenda y el debate público de este 2017 será el de la
lucha contra la corrupción. De hecho, con dicho tema, ya la precandidata de la
Alianza Verde, Claudia López, comenzó a agitar el debate. Me temo, sin embargo,
que corremos gran riesgo de continuar dando palos de ciego en esa lucha
mientras tengamos un erróneo o impreciso concepto de la corrupción. Decía hace
pocas semanas el exministro Alfonso Gómez Méndez que “la corrupción es
política… El germen de este flagelo está en el sistema político… De nada sirven
las normas si, vía clientelismo, el Estado se les entrega por jirones a
políticos que no siempre piensan en el interés general. ”La misma precandidata
López, en un lenguaje a lo Robin Hood, dice que “nos roban los políticos
corruptos, su círculo de contratistas o empresarios elegantísimos que evaden
impuestos”, y así sucesivamente se pudieran citar muchos ejemplos. Si queremos
frases de cajón para la galería, votos o aplausos, podemos hasta decir que
lleven a la horca a los políticos corruptos, como en China.
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Continuación de texto anterior
Pero el problema es que el uso indebido
de un cargo público para beneficio propio, el clientelismo o el desvío de
recursos públicos es apenas una de las facetas de ese monstruo de mil cabezas
que carcome a esta sociedad. ¿Acaso no es corrupción cuando los taxistas tumban
a los pasajeros, las falsas víctimas o los aprovechadores del Sisbén tumban al
Estado, los policías protegen a los jíbaros, muchos jueces y magistrados amañan
sus providencias, guardianes en las prisiones se dejan comprar, abogados se
coluden con sus clientes, como lo ha denunciado igualmente el fiscal Martínez,
y hasta los conductores de bus se quedan deliberadamente con los 50 o 150 pesos
del cambio en Bogotá? ¿Acaso no es el germen del clientelismo y la corrupción
cuando el primer saludo de los humildes o encopetados habitantes de un pueblo
ante la visita de un político independiente o tradicional es “qué va a dar”?
Por supuesto que la corrupción de los
políticos hay que atacarla, y con todo, pero ¿quiénes son los políticos? ¿Será
que contamos allí a los cerca de 12.000 concejales que hay en el país, a los
420 diputados, a los 1.102 alcaldes y a miles de manzanillos que les consiguen
votos? El problema de fondo es que la corrupción está impregnada en toda la
sociedad, una sociedad con un umbral ético muy bajo, en el que se impone la
cultura del atajo y el todo vale. Y hasta que al problema no lo comencemos a
llamar por su nombre, hasta que al menos los candidatos presidenciales no le
digan la verdad a la sociedad, estaremos simplemente tirándonos la pelota unos
a otros.
Hablamos de una sociedad en donde anida
con facilidad la corrupción porque la precede lo que el reconocido sociólogo
estadounidense Robert Putnam, al estudiar las diferencias de desarrollo entre
el norte y el sur de Italia, definiera como la falta de compromiso cívico y de
asociacionismo, y además con una concepción muy particular de la
individualidad. Se cree, en general, que nuestro compromiso como ciudadanos
opera desde la puerta de la casa o del apartamento para adentro. Se puede estar
cayendo la calle a pedazos y la gente poco interviene porque dizque eso es
responsabilidad del Gobierno o del Estado, pero claro que no son pocos los
tentados a considerar el presupuesto público como propio.
John Mario González
@johnmario
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