El relato a desarrollar trata de un evento concreto sucedido en diciembre de 1624, cuando la máxima autoridad de la provincia de San Salvador era el alcalde mayor Pedro de Aguilar Lazo de la Vega, quien se embarcó en la misión de destruir un Cimarronaje en la montaña de “El Marquesado”. ¿Dónde quedaba este lugar? De acuerdo a los relatos de la época era una elevación de tierra ubicada entre el volcán que hoy llamamos de San Vicente y el rio Lempa, a una distancia relativamente corta al oriente de los pueblos de Zacatecoluca, Tecoluca y Apastepeque.
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La campaña del Marquesado
El relato a desarrollar trata de un evento concreto sucedido en diciembre de 1624, cuando la máxima autoridad de la provincia de San Salvador era el alcalde mayor Pedro de Aguilar Lazo de la Vega, quien se embarcó en la misión de destruir un Cimarronaje en la montaña de “El Marquesado”. ¿Dónde quedaba este lugar? De acuerdo a los relatos de la época era una elevación de tierra ubicada entre el volcán que hoy llamamos de San Vicente y el rio Lempa, a una distancia relativamente corta al oriente de los pueblos de Zacatecoluca, Tecoluca y Apastepeque
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La campaña del Marquesado
Los
cimarronajes eran comunes en América Latina durante el dominio español. Estos
eran poblaciones ilegales creadas por los esclavos que escapaban de sus dueños.
Se conocían también como rancherías y estaban incrustadas en las montañas donde
la vegetación era espesa y los animales y frutas eran abundantes; y donde
además era posible hacer milpas en tierras fértiles que eran fortificadas por
los mismos esclavos.
Así, por un periodo de cinco años aproximadamente, los esclavos de las
haciendas y obrajes de las regiones de Zacatecoluca y Apastepeque habían estado
escapando de sus dueños. De acuerdo a Pedro de Aguilar, los esclavos escapados
realizaban “Juntas” en diferentes propiedades de la zona y después de estas
reuniones, que podían llegar a aglutinar hasta 100 personas, otros iban
uniéndose a estos grupos de cimarrones. Los más propensos a estos escapes eran
los africanos recién llegados, los cuáles una vez superado el trauma del viaje
y haber logrado construir nuevos pero tenues lazos sociales, se arriesgaban a
abandonar una vida privada de libertad. Estos recién llegados llamados “negros
bozales” por las autoridades españolas no eran aún leales a sus amos, ni
tampoco estaban aculturizados por lo que eran más propensos a escapar.
¿Hacia
dónde escapaban los esclavos? Las autoridades coloniales temían que fuera hacia
el oeste. El actual departamento de Usulután es hogar de tres municipios bellos
por su ubicación y clima: Berlín, Alegría y Santiago de María, las tres
ciudades están ubicadas sobre una elevación conocida como la Sierra
Tecapa-Chinameca. Hace cuatrocientos años esta Sierra ya estaba formada y era
un espacio que las autoridades españoles nunca tuvieron bajo control. Es por
esa razón que el alcalde Pedro de Aguilar le designó al alférez Juan Ruiz de
Villela la misión de no solo destruir el cimarronaje del Marquesado, sino
también, evitar que los cimarrones lograran atravesar el rio Lempa e internarse
en el volcán Tecapa del cual sería imposible sacarlos debido a sus atributos
naturales, los cuales eran ideales para crear un poblado ilegal más permanente.
Teniendo
claro el miedo que las autoridades y habitantes españoles sentían ante la
amenaza que representaba el cimarronaje, es posible comprender como el alcalde
mayor Pedro de Aguilar Lazo de la Vega se vio en la necesidad de atacar
militarmente esta población ilegal. De acuerdo a los pobladores de Apastepeque,
Zacatecoluca y Tecoluca los esclavos no solo se habían escapado y formado el
cimarronaje, sino que también habían convocado a un alzamiento para matar a sus
antiguos amos. El líder del alzamiento era Anton Largo, quien fuera esclavo de
Diego Martín del Cerro el Viejo. Como todo evento que involucra a grupos
numerosos de población, los españoles no podían comprender una forma de
organización que no contara con un líder, un caudillo, que guiara la acción.
Aunque no exista mayor detalle de Anton, se puede deducir que era bien conocido
en la zona pues las personas habían sido capaces de identificarlo, más no es
seguro que un alzamiento –de haber existido tal plan– necesitara de una
caudillo, esto responde más a la mentalidad europea de la época donde los
hechos se explicaban gracias a la acción de líderes, “grandes hombres”, que
motivaban la movilización.
Pero es
necesario observar que las redes sociales o de solidaridad de los esclavos
pudieron ser más complejas que la simple guía de un líder ¿Cuáles eran las
motivaciones de los africanos para rebelarse? Sin duda eran más fuertes que la
violencia pura; era cuestión de vida o muerte, libertad o esclavitud y sin
conocer detalles sobre la vida y sociedades africanas no es posible asegurar o
negar un liderazgo del movimiento. Queda pues, la versión del vencedor, en este
caso la del alcalde mayor.
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Los españoles arremeten contra el cimarronaje
Pues
bien, las acciones de los españoles para destruir el cimarronaje del Marquesado
inician cuando el alférez Juan Ruiz de Gortazar y Villela asume su papel de
líder de las tropas de infantería reclutadas por él mismo. Contaba con quince o
dieciséis soldados españoles de a pie, que eran completados por un número
impreciso de mulatos libres –afrodescendientes de padres africanos e indígenas–
y cierta cantidad de “indios flecheros”. El por qué se eligió a Juan Ruiz como
líder de la milicia encargada de combatir a los negros cimarrones se debe en
gran medida a su capacidad al mando de las tropas que protegieron las costas
san salvadoreñas de los Holandeses tan solo tres meses antes de estos eventos.
Pero también se debía a la reputación que este personaje tenía entre los
españoles que vivían en Zacatecoluca y sus alrededores.
Según
Domingo Bermúdez de la Rocha, amigo de Juan Ruiz de Villela, este último era
poseedor de la hacienda la Chacara, en donde brindaba alojamiento para los
forasteros o visitantes que necesitaban donde quedarse a su paso por
Zacatecoluca. Los huéspedes eran hospedados en la casa de Juan Ruiz y se
alimentaban en su mesa, sin duda este personaje era conocido y tenía una
posición social de respeto, pues contaba con “criados y esclavos” que le ayudaban
a atender a todo el que llegaba. Por lo tanto es posible percibir que Juan Ruiz
de Villela era un esclavista como lo eran probablemente los vecinos de
Zacatecoluca y San Salvador. Su interés en atrapar a los esclavos escapados
respondía, por lo tanto, a un temor personal ya fuera de perder la vida ante
los huidos o de perder más esclavos que lograran escapar y se asentaran en los
ranchos del Marquesado.
Juan Ruiz
de Villela había partido a la montaña del Marquesado y el día viernes, 13 de
diciembre de 1624 –día de Santa Lucía– envió por ayuda al pueblo de
Zacatecoluca a Alonso López. Este soldado comunicó entonces que los negros
cimarrones regresaban del rio Lempa hacia la montaña, cuando se toparon con una
escuadra de Villela y se enfrentaron dándole muerte a Diego de Oseguera y al
indígena Simón Vásquez. Debido a las noticias de este enfrentamiento el día
sábado el alcalde Pedro de Aguilar envió desde Tecoluca a Miguel Martínez de
Apalategui y esperó más noticias en ese pueblo. Un día después, el domingo 15
de diciembre, el alcalde se movió a la estancia de Agustín de Caravajal, desde
donde coordinaba las acciones de la misión militar y esperaba noticias cerca de
lo que llamaban la sabana del “Guajoyo”. Otro de los involucrados en los
eventos, Luis Méndez Parada, comentaba que el día lunes que alcanzó al alcalde
en la estancia de Caravajal vio como este envió otro alférez, de nombre Alonso
de Montalvo con una escuadra a ayudar a Juan Ruiz de Villela.
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Alcalde Mayor y Villela
La
propiedad de Agustín de Caravajal se volvió entonces el centro de las
operaciones militares dirigidas por el Alcalde Mayor y Villela, cuando este
último llegó a ese lugar el lunes en la noche comentó que no había sido posible
ubicar a los esclavos escapados. Al amanecer del martes 17 de diciembre, el
Alcalde y Juan Ruiz se encontraron marchando juntos, con la guía de Pedro de
Nápoles, hacia la sabana cuando les llegó noticia de que Alonso de Montalvo
había encontrado a los negros cimarrones en la montaña. Por esa razón el
alcalde Pedro de Aguilar envió a Juan de Cuéllar, quien había llegado de San
Salvador con refuerzos por el número de 22 o 23 hombres y varios indios, a
auxiliar a Montalvo. De esta forma la montaña del Marquesado quedó rodeada por
los soldados españoles y sus oficiales: Montalvo y Cuéllar entraron a la
montaña y atacaron desde arriba; Gaspar Cotasalvago junto a unos 6 soldados fue
a cuidar la isla de Sebastián Artiaga para que los cimarrones no intentaran
escapar ahí; finalmente Juan Ruiz de Villela recorrió la montaña de abajo hacia
arriba en sentido contrario de Montalvo para acorralar a los “rebeldes”. La
estrategia fue exitosa para los españoles quienes lograron entrar al
cimarronaje, donde Luis Méndez, Francisco de León y Francisco Jerez fueron
testigos de la captura de 18 cimarrones, uno más murió en el combate. Así mismo
cinco o seis africanos más, entre ellos una mujer, se arrojaron al rio Lempa
tratando de huir y fueron devorados por los lagartos o se ahogaron en su
intento de atravesar el rio. Teniendo como escenario las riberas del rio Lempa,
los esclavos escapados habían logrado construir una embarcación muy arcaica que
les permitiera atravesar el río, aunque
la misma fue descubierta y destruida por los soldados de Villela.
Mientras
esos eventos sucedían el Alcalde Mayor Pedro de Aguilar recibió al medio día a
Pedro Mejía que llevaba a un esclavo escapado ya capturado y herido de un
brazo. Alrededor de una hora después un mulato le llevó al Alcalde la cabeza de
uno de los cimarrones, como prueba que enviaba Juan Ruiz de Villela. Finalmente
Montalvo y Villela llegaron alrededor de las tres de la tarde con los
capturados ante el alcalde mayor Pedro de Aguilar Lazo de la Vega. El evento
terminó cuando el alcalde mayor Pedro de Aguilar mandó a colocar la cabeza del cimarrón
en una estaca en la plaza pública de Zacatecoluca. Así mismo encarceló a los
capturados y luego les hizo justicia a la “usanza de guerra”. En total unas 250
personas, entre españoles, mulatos e indígenas participaron en la campaña del
Marquesado. Luis Méndez Parada comentó sobre estas acciones:
"Con lo qual avia cesado el coraje que los
españoles tenían contra los dichos negros y entonces fueron sacando los dichos
negros y recogiendose la gente y todos con los dichos […] alferez Juan ruyz de
gortaçar en la manguardia y el dicho alferez alonso
de Montalvo componiedo la gente llevaron la presa y victoria al dicho alcalde
mayor los negros atados en medio."
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