La cinematografía italiana se erigió en la heredera de la gran tradición artística de la península y la pantalla se convirtió en un espejo reunificador y multiplicador de un patrimonio cultural —adquirido por descendencia legítima y directa— en el que el espectador podía reconocer los signos del pan-romanismo y los símbolos de su identidad nacional.
Puede decirse entonces, que más por sus elementos estilísticos que por sus temas —muchos de los cuales compartiría con el film d’art— el cine histórico italiano se estableció como un punto de referencia iconográfico para otras cinematografías