- Valorar el nivel de consciencia
Debemos observar al herido a medida que nos acercamos a él para poder descubrir algún gesto o movimiento. Al llegar a su altura, nos arrodillamos a la altura de su tronco, apoyamos las manos sobre sus hombros y los sacudimos ligeramente mientras le preguntamos si está bien y qué ha ocurrido.
- Abrir vías respiratorias
Debemos comprobar que el aire llegue a los pulmones. Es importante recordar que en una persona inconsciente la lengua puede caer hacia atrás, cerrar la entrada de la tráquea e impedir el paso del aire. Para conseguir abrir las vías respiratorias se suele realizar la maniobra frente-mentón, que consiste en empujar levemente con dos dedos la barbilla hacia arriba, mientras que la otra mano aprieta sobre la frente.
Aflojamos cualquier prenda que dificulte la respiración o la circulación sanguínea.
- Comprobar cuerpos extraños en la boca
Debemos comprobar si el herido presenta cuerpos extraños sólidos en la boca y si es así, se extraerán con el dedo índice en forma de gancho. Si presenta cuerpos extraños líquidos deben extraerse con los dedos envueltos en un pañuelo o algo similar.
- Comprobar la respiración
Una vez las vías respiratorias estén abiertas y limpias, comprobamos durante 10 segundos si el herido respira. Debemos ver, oír y sentir la respiración. Para ello acercamos nuestro oído a la boca y nariz del herido, ver si se mueve el tórax y el abdomen, oír el ruido de la respiración y sentir el aire de la persona en nuestra mejilla.
- Comprobar el pulso
Mientras mantenemos las vías respiratorias abiertas, debemos palpar el pulso durante otros 10 segundos. Colocamos la yema de dos dedos sobre una de las arterias carótidas.