I
L
I
N
M
U
E
Lance una pregunta. Hágalo con amabilidad, no atemorice. Demuéstrele que es importante para usted.
Note la respuesta
Mantenga la conversación que usted desea. Encuentre el punto frágil, identifíquelo y minístrele.
Encuentre el punto a ministrar
Ubíquelo en lo realidad. Reconozca que él le importa a Dios y a usted y que usted quiere entenderlo.
Introduzca a Jesús (Use su testimonio personal o la ilustración del puente)
Inicie la conversación, ¡rompa el hielo!