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La clorosis aparece en el borde de las hojas adultas inferiores. Pequeños puntos negros, necróticos, aparecen entre los nervios o en el ápice de las hojas. La resistencia a los patógenos disminuye. El crecimiento se retarda. Los tallos se vuelven débiles.

Las partes más afectadas son las partes en desarrollo, como las yemas, los frutos… Las yemas foliares se mueren y las hojas jóvenes crecen deformadas, curvándose hacia abajo. Las hojas jóvenes mueren de los márgenes al centro de la hoja. Pueden desarrollarse peciolos sin hoja.

La clorosis se desarrolla en las hojas adultas inferiores. Los márgenes foliares se retraen. Aparecen puntos necróticos grandes entre y sobre los nervios. Las hojas nuevas son enanas. Pedúnculos foliares cortos. La gutación (expulsión de agua a través de las hojas) es constante.

Las hojas adultas inferiores se vuelven amarillentas, y verdes cuando se secan. Presencia de manchas púrpuras en las hojas en ciertas especies como la tomatera, el maíz, la lechuga o las Brasssicas. Si afecta desde el inicio del desarrollo, las plantas son enanas y su desarrollo es muy lento. Menos desarrollo radicular, florecimiento y cuajado de frutos. Tallos cortos y delgados. El número de yemas disminuye.

Las hojas jóvenes son las más afectadas. Aparecen síntomas de clorosis y marchitamiento de las hojas jóvenes. Las yemas terminales están vivas pero aparecen necrosadas. Plantas como el aguacate o la vid muestran toxicidad a altas concentraciones de cloro.

Los efectos se manifiestan en las partes jóvenes de la planta. Las gemas terminales se mantienen vivas pero cloríticas, sin manchas necrosadas. Las hojas jóvenes presentan clorosis pero no marchitamiento. Con el tiempo se blanquean completamente. No hay presencia de manchas necróticas en las hojas adultas y los nervios están verdes. El verde en la planta se recupera después de administrarle hierro.

Los tejidos jóvenes son los más afectados. Las gemas terminales están vivas pero cloríticas. Las hojas presentan clorosis en machas y toman un color grisáceo a medida que la carencia persiste. Las hojas jóvenes presentan pequeñas manchas necróticas, sobre todo cerca de los nervios, pero los nervios están verdes.

Los efectos se aprecian sobre las partes jóvenes de la planta. Las gemas terminales mueren. Las hojas jóvenes presentan un verde claro en la base, y mueren desde ahí. Las hojas jóvenes presentan necrosis y deformación en forma acaracolada. Fuerte disminución del tamaño de las raíces. Los requisitos de Boro varían mucho entre especies.

Hojas adultas inferiores amarilleadas (cloríticas) entre los nervios. Presencia de puntos negros, necróticos, en el tejido clorítico a medida que la deficiencia se acentúa. Pedúnculos foliares débiles. Márgenes foliares retraídos

Las hojas jóvenes son las más afectadas. Las hojas jóvenes pierden la turgencia (curvándose) y presentan zonas necróticas hundidas. Las hojas recién maduras muestran zonas marchitas de coloración gris.

Afecta a los tejidos y hojas jóvenes primero. Se produce una clorosis de las hojas jóvenes que se extiende progresivamente a toda la planta. El crecimiento se retarda, las nuevas hojas son enanas, aparecen menos ramas en los árboles. Pueden aparecer coloraciones rojizas o púrpuras en el peciolo y los márgenes foliares. Los nervios foliares aparecen muy marcados. No se presenta marchitamiento foliar ni manchas cloríticas

Las hojas adultas, sobre todo las inferiores, son las más afectadas. Se desarrolla clorosis, que provoca que las hojas se vuelvan amarillentas o verde pálido debido a la pérdida de clorofila. Aspecto amarillento general en la planta, incluidas los nervios. El envés y los nervios de las hojas toman a veces colores rojizos. Los pedúnculos se tornan cortos y delgados. El crecimiento se ralentiza y la senescencia se adelanta. Recuperación inmediata tras administrar Nitrógeno.

Efectos generalizados en toda la planta. Aparece primero en las hojas más antiguas. La clorosis aparece en toda la hoja. Los márgenes foliares mueren, volviéndose marrones. Las hojas nuevas crecen estrechas y deformadas. El exceso de Molibdeno se detecta por la coloración naranja brillante de las hojas.