1
Incapacidad parar evitar voluntariamente la micción.
2
Presencia de bacterias en la orina.
3
Aumento del número de micciones, sin que acompañe el incremento de la diuresis.
4
Presencia de proteínas en la orina.
5
Presencia de sangre visible en la orina.
6
Disminución de la diuresis.
7
Aumento en la formación o eliminación de orina durante la noche.
8
Cantidad de orina total.
9
Sensación desagradable o dolorosa al orinar.
10
Aumento de la diuresis.
11
Ausencia de la diuresis.