Yo soy aquel desdichado y es tan grande mi bajeza, que después que me has comprado y tu esclavo me has llamado me quebrantas la cabeza.
En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.
Tengo nombre de animal, cuando la rueda se pincha me tienes que utilizar.
Nombre de ciudad tengo y a todo el que froto algo le desprendo.
Con la boca aprieto muy valiente y nunca me rompo un diente.
Tengo el cuerpo de madera, mi cabeza es de metal y mi afición verdadera: es golpear y golpear.
Aunque no soy importante, en la vida pinto algo; mas no podré trabajar cuando yo me quede calvo.
Tengo dientes afilados, que mucho brillan al sol, y aunque me falta la boca soy un feroz comilón.
No sirve para cortar, pero si para que al lápiz la punta puedas sacar.
De mi ojo cuelga. un hilo largo. que une las telas. haciendo las prendas