Consiste en el cumplimiento de ciertos actos de penitencia (unas oraciones, alguna mortificación, etc. que el sacerdote señala para reparar el daño causado). Es una ocasión también para dar gracias a Dios por el perdón recibido, y renovar el propósito de no volver a pecar.
Arrepentimiento de haber ofendido a Dios
Comprender que hemos obrado mal, tener deseos de mejorar como cristianos y hacer el propósito de no volver a cometer esas faltas.
Consiste en reflexionar sobre aquellas acciones, pensamientos o palabras, que nos hayan podido alejar de Dios
Consiste en la acusación de los pecados hecha delante del sacerdote.