Territorios despoblados y sin explotar. Con este sistema, los reyes aseguraban la propiedad del terreno a aquellos que iniciaran la explotación y el cultivo de la tierra. Esto favorece la aparición de numerosas comunidades de aldeanos que toman posesión de la tierra, favoreciendo el desarrollo de la pequeña propiedad, aunque también se intercalan grandes extensiones concedidas a monasterios o nobles. En esta zona es también importante el asentamiento de mozárabes procedentes de Al-Ándalus.
Se desarrolla entre el Duero y el Tajo y en el valle del Ebro. Es una zona muy poblada y con grandes ciudades. El territorio se articula en torno a estas ciudades. A los pobladores que se instalan en estas ciudades se les reparte tierras según la categoría social. En el reparto se beneficia a los caballeros, pequeños nobles que disponen de caballo para luchar y aseguran la defensa del territorio. Por ello reciben mayores posesiones que los simples peones que combaten sin caballo. Esto hace que aquí coexista la pequeña y mediana propiedad, así como amplias zonas comunales dedicadas al pasto para el ganado.
En la zona de La Mancha y del Bajo Aragón, poco poblada y expuesta a los ataques de los musulmanes, se asientan las Órdenes Militares, encargadas de su repoblación. A estas órdenes se les adjudican enormes extensiones de tierra llamadas encomiendas. Las órdenes son las encargadas en atraer pobladores que se asientan en villas bajo la jurisdicción del gran maestre de la orden. Por eso en estas zonas predomina el gran latifundio.
Es el sistema de repoblación utilizado en las ricas tierras del valle del Guadalquivir y Levante. Consiste en repartir el territorio conquistado según la categoría social de los que participan en la conquista. A la alta nobleza y la Iglesia se les adjudica grandes extensiones de tierra mientras que a los pequeños campesinos o ciudadanos se les otorga un pequeño lote de tierra. Sin embargo, resultado de las capitulaciones, también subsiste mucha población musulmana. Al final, los peligros de su situación fronteriza en el valle del Guadalquivir favorecerán que los pequeños campesinos vendan sus propiedades a los poderosos, por lo que acabará consolidándose el latifundio. Sin embargo, en Levante, coexistirá la pequeña propiedad con las medianas y grandes fincas.