Consideraba las conversaciones con sus pacientes como datos científicos y la sesión analítica como método válido de investigación.
El camino fisiológico hacia la psicología quedó reflejado en un manucristo que no llegó a terminar: "su proyecto de psicología para neurólogos"
En dicho "proyecto" representó los problemas psíquicos como estados cuantitativos determinados de partículas materiales específicas y luego desarrollaba una teoria sobre la mente y la conducta.
Hizo una distinción entre neurosis reales y psiconeurosis, entre éstas últimas estaba la histeria, debida a causas psicógenas.
Adoptó una concepción biológica reduccionista y simplificadora de la motivación donde el sexo era la base orgánica a las neurosis.
Sus teorias de la agresión aparecen en la psicología no psicoanálitica: en la hipótesis de frustración agresión de la teoría del aprendizaje y por parte de los etólogos que insistieron en su valor adaptativo.
Su obra maestra es "La interpretación de los sueños", ya que los sueños constituyen la vía regia hacia el inconsciente, donde se encuentran los deseos reprimidos.
Identificó las estructuras de la personalidad: el YO (aprendido, racional), el ELLO (irracional) y el Superyo (irracional y moralista)
Contribuyó al ascenso de la psicología aplicada: los psicólogos escribían libros y daban consejos sobre cómo educar a los hijos, y también a la creación de la psicología clínica.
Su devoción por la universalidad científica le llevó a formular una ley universal a partir de un único caso: el complejo de Edipo. Es el padre del psicoanálisis.
