Criollos: descendientes de europeos nacidos en América. Por largo tiempo no pudieron acceder a cargos públicos de importancia. Muchos de ellos amasaron importantes fortunas.
Mestizos: descendían de europeos e indígenas. En Chile, así como en gran parte de América, fueron el grupo mayoritario. Otros grupos mestizos, fueron los mulatos, mezcla de africanos y europeos, y los zambos, mezcla de indígenas y africanos. A pesar de ser libres, sus derechos eran mínimos.
Personas de origen africano: en general, tenían el menor estatus social y, en algunas zonas, fueron uno de los grupos más numerosos. Llegaron a América como esclavos, condición que traspasaron a sus descendientes.
Indígenas: vivieron la catástrofe demográfica y, luego, una paulatina recuperación. Fueron objeto de la evangelización y entregados como mano de obra forzada por medio de la encomienda. En Chile hubo grupos que se resistieron al dominio español.
Se refiere a la mezcla biológica y cultural entre distintos grupos o etnias, de la cual derivan nuevos grupos que se caracterizan por sus particularidades físicas y culturales, entre ellas el color de piel y las costumbres. En América, este proceso comenzó cuando los soldados españoles tomaban a mujeres indígenas como parejas, de lo cual surgieron los primeros descendientes mestizos.
Se refiere al proceso cultural en que dos o más culturas se influyen mutuamente e incorporan en sus vidas cotidianas elementos propios de una u otra tradición cultural. Algunos ámbitos en que se verificó este sincretismo fueron el lingüístico, donde se combinó el español con palabras de lenguas como el quechua o el mapudungun; y el religioso, donde se asociaron fiestas, cultos y dioses nativos con las creencias cristianas, aspectos que facilitaron la evangelización indígena.
Peninsulares: originarios de España, fueron el estrato superior de la sociedad. Detentaban el poder político, pues ocupaban los cargos públicos de la administración.