Son un símbolo festivo por sus colores y aromas que adornarán el lugar donde estará el ánima. su color representa al sol que guía el alma del difunto.
Significan pureza y alegría. Sirve para que el cuerpo del difunto no se corrompa en el viaje de ida y vuelta.
En el viaje de los difuntos hacia nuestro mundo, les da sed. Además es un elemento que simboliza pureza, en el cual las ánimas pueden asearse.
Es la luz, la fe y la esperanza. Es la guía para que los muertos encuentren el regreso a su antiguo hogar.
Sirve para que el alma llegue hasta el altar y que pueda expiar sus culpas pendientes. Si el ánima se encontrara en el Purgatorio, puede ayudarlo a salir.
Representan los cráneos humanos. Las medianas recuerdan que la muerte está siempre presente; las pequeñas son dedicadas a la Santísima Trinidad y las grandes hacen honores al “Padre Eterno”, Dios.
Se utiliza para limpiar el lugar de las “malas vibras” y los malos espíritus antes de que regresen los seres queridos.
Es una representación al aire, además de añadir un toque festivo a la celebración.
Es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán.
En los altares para los niños se utiliza, por ser blancas y representar la pureza e inocencia de los pequeños.
Representa los sacrificios humanos que se realizaban en la cultura prehispánica.
Quiere decir que él será el que visitará la ofrenda.
Se utiliza especialmente para los niños, para divertirse en su llegada al altar.