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Beatriz tiene 19 años y es tecnoadicta. Los primeros síntomas de su adicción aparecieron a los 16: pasaba el día sin compañía, sola con el ordenador y el móvil. Empezó a suspender asignaturas y a descuidar a los amigos y la familia. Sus padres se preocuparon al darse cuenta de que nunca salía y solo hablaba de gente a la que conocía a través de la Red. “A mí no me parecía tan raro, es una forma como otra cualquiera de hacer amigos”, cuenta ella.

Mi amiga Laura dice que ha conocido a un chico por Internet. Ella es bastante tímida y le cuesta hacer amigos pero dice que cuando lo hace a través de Internet es más libre de decir lo que siente y por eso le gusta hablar con este chico. Laura no tiene muchos amigos y cada día está más ilusionada por hablar con él. Como no se conocen en persona, el chico le ha mandado una foto suya y le ha pedido a ella que le mande fotos. Como confiaba en él porque hablaban mucho y se contaban todo, al final ha decidido mandarle algunas y quedar con él.

«Mi nombre es Carmen y tengo 13 años. Este año, en mi clase, había un chico nuevo, muy guapo y que me gustaba mucho. A muchas de mis amigas también les gustaba, sin embargo, él mostró interés sólo por mí. Además de hablar bastante en clase, cuando llegábamos a casa chateábamos mucho y hablábamos por WhatsApp. Al final empezamos a salir juntos. Un día pensé que le gustaría tener alguna foto mía más íntima, así que me hice una foto en ropa interior y se la envié. Le gustó tanto que me pidió más y se las envié e incluso, le envié alguna en la que estaba desnuda de cintura para arriba. Después de unos meses saliendo juntos, le dejé y parece que a él no le gustó nada. Me ha amenazado con difundir las fotos que tiene mías si no continúo con la relación. No sé qué hacer…»

Pedro ha descargado una imagen del perfil en Facebook de María, y la ha compartido con sus amigos en un grupo de Whatsapp añadiendo comentarios ofensivos. Esto ha provocado que sus amigos sigan ridiculizándola, y que María comience a recibir comentarios de burlas de sus compañeros del centro.

Como cada día, Raquel se dispone a utilizar su cuenta en Twitter, pero al introducir sus datos, la contraseña aparece como inválida y el acceso denegado. Su preocupación es todavía mayor cuando Raquel hace una búsqueda de su nombre en el buscador de la red social y descubre que alguien se está haciendo pasar por ella, publicando comentarios en su nombre. Esta “falsa Raquel” ha accedido al perfil y ha cambiado la contraseña para que su legítima dueña no pueda acceder al perfil.

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