Significa el don del Espíritu Santo que nos hace capaces de testimoniar la propia fe aún hasta derramar la sangre en el martirio. Es el color de la sangre y del fuego.
Subraya el gozo por la cercanía del Salvador el Tercer Domingo de Adviento, e indica una pausa en el rigor penitencial el Cuarto Domingo de Cuaresma. Es símbolo de alegría, pero de una alegría efímera.
Es el color del gozo pascual, de la luz y de la vida. Expresa alegría y pureza.
Indica las fiestas marianas, sobre la Inmaculada Concepción.
Expresa la juventud de la Iglesia, el resurgir de una vida nueva.
Indica la esperanza, el ansia de encontrar a Jesús, el espíritu de penitencia