Esta crisis provocó una enorme contracción en el Mundo y Chile, más grave que la detonada por la Primera Guerra Mundial. De acuerdo a los datos de la Liga de Naciones, esta recesión hizo que Chile fuera, hacia 1931, el país más afectado en el mundo. Cayeron los precios de sus principales exportaciones (salitre y cobre), su industria se paralizó y la tasa de desempleo superó el 20 % de la fuerza de trabajo.