La taiga
Los desiertos cálidos
La tundra
Las sabanas
Los bosques mediterráneos
Los bosques caducifolios
Las estepas
Las selvas tropicales
Las condiciones de estabilidad de este bioma han permitido unas adaptaciones muy especíicas de vegetales y animales. Cada especie ocupa un nicho ecológico muy determinado y la competencia entre especies es casi inexistente.
Estas extensas zonas de pastos favorecen la existencia de grandes herbívoros, como bisontes y caballos, capaces de realizar gran des desplazamientos para buscar alimento. También habitan pequeños roedores, que construyen madrigueras subterráneas.
La tundra se desarrolla por encima de los 70° de latitud norte. Está constituida por llanuras que se extienden por latitudes superiores a las de la taiga y que llegan hasta los hielos permanentes. En esta zona, los rayos solares llegan de manera oblicua y calientan muy poco la supericie terrestre.
Son tierras áridas y fuertemente erosionadas, por lo que la vegetación es escasa. Se encuentran plantas suculentas, del tipo de los cactus, con reserva de agua en el parénquima, sin hojas, con espinas y con abertura nocturna de estomas, para evitar la pérdida excesiva de agua.
Estas tierras se han convertido desde hace siglos en campos de cultivo y zonas urbanizadas. La fauna es variada y poco especializada, adaptada a los cambios frecuentes de las condiciones climáticas. Encontramos numerosas aves, como el águila imperial ibérica.
Se caracteriza por la existencia de una larga estación seca y una estación húmeda bien diferenciadas.
Se desarrollan en las zonas templadas del hemisferio Norte. Se caracterizan por tener veranos frescos, con temperaturas medias inferiores a los 20 °C, e inviernos moderadamente fríos, con temperaturas medias superiores a los 3 °C.
Durante el corto verano, solo se deshiela una capa muy supericial del suelo. Debajo de esta capa, el suelo está helado durante todo el año e impide la iniltración de agua en el subsuelo. Esta capa de suelo helado recibe el nombre de permafrost.