Algunas culturas me consideran un animal sabio y paciente, al que otros animales respetan.
Otros me pintan como un monstruo con cola y cuernos de diablo.
Varios advierten que para que yo no les transmita la mala suerte deben chiflarme o tirarme sal. ¡Pobre de mí!
Hay quienes dicen que traigo buena suerte y doy protección, por eso muchos usan amuletos con mi figura.
Muchos cuentos sobre mí comienzan diciendo: Una oscura noche...
Algunos pueblos me describen vestida de blanco, con cuerpo de mujer y cara de lechuza.