3.
CONTESTA LAS PREGUNTAS 3 Y 4 A PARTIR DEL SIGUIENTE TEXTO Adimanto: Tantas y tales son, amigo Sócrates, las cosas que se oyen contar con respecto a la virtud, el vicio y la estimación que conceden dioses y hombres a una y otro. Pues bien, ¿qué efecto hemos de pensar que producirán estas palabras en las almas de aquellos jóvenes que las escuchen y que, bien dotados naturalmente, sean capaces de extraer de todas ellas conclusiones acerca de la clase de persona que hay que ser y el camino que se debe seguir para pasar la vida lo mejor posible? Un joven semejante se diría probablemente a sí mismo: « ¿Debo seguir "el camino de la justicia o la torcida senda del fraude para escalar la alta fortaleza" y vivir en lo sucesivo atrincherado en ella? Porque me dicen que no sacaré de ser justo, aunque parezca no serlo, nada más que trabajos y desventajas manifiestas. En cambio, se habla de una "vida maravillosa" para quien siendo injusto, haya sabido darse apariencia de justicia. Por consiguiente como demuestran los sabios, "la apariencia vence incluso a la realidad" y "es dueña de la dicha", hay que dedicarse por entero a conseguirla>>. ¿Qué razones nos quedarían, pues, para preferir la justicia a la suma injusticia cuando es posible hacer ésta compatible con una falsa apariencia de virtud y lograr así de dioses y hombres todo cuanto deseemos en este mundo o en el otro según la común opinión tanto de las personas vulgares como de la gente de mayor autoridad? PLATÓN. La república, Alianza Editorial, Madrid, 1988, VII, p., 117. 3. El ejemplo que mejor representa el argumento de los que defienden la injusticia es