Vente a mi casa; no te quedes aquí.
(Dramático) Oye. No hay más que un caballo en el mundo, y es este. ¿Te has enterado? Si me sigues, sígueme sin hablar.
¡Ay muerte sola! Muerte de las secas hojas.
¡Huye! Es justo que yo aquí muera con los pies dentro del agua, espinas en la cabeza. Y que me lloren las hojas. mujer perdida y doncella.
No importa. Échate un velo en la cara. Tus hijos son hijos tuyos nada más. Sobre la cama pon una cruz de ceniza donde estuvo su almohada.
¡Tampoco fui yo! ¿Qué pasaría por los tallos de la viña? ¿Qué pasaría por el ramo de la oliva? ¿Qué pasó que nadie volvió? ¿Fuiste a la boda?
Ella no tiene culpa, ¡ni yo! (Sarcástica.) ¿Quién la tiene, pues? ¡Floja. delicada, mujer de mal dormir es quien tira una corona de azahar para buscar un pedazo de cama calentado por otra mujer¡
¡De prisa! Mucha luz. ¿Me has oído? ¡No pueden escaparse!
Ya dimos el paso; ¡calla! porque nos persiguen cerca y te he de llevar conmigo.
Cisne redondo en el río, ojo de las catedrales, alba fingida en las hojas soy; ¡no podrán escaparse! ¿Quién se oculta? ¿Quién solloza por la maleza del valle? La luna deja un cuchillo abandonado en el aire, que siendo acecho de plomo quiere ser dolor de sangre.