¡Qué suerte tiene esta señorita! Que tiene una varita, y cuando la agita te convierten princesita.
Tres hermanos en su casa, ven a lobo pasar, y por mucho que éste sople, no la consigue tirar.
Siempre manchada de hollín, friega y frota todo el rato. Harta de tanto trajín, va a quejarse al sindicato.
Luego de dormir cien años descansada desperté; me había besado un extraño y de él me enamoré.
Esta bruja, entre cosméticos y horas de peluquería, le hace al espejo mimético treinta preguntas al día
Es temible para el estudiante, pero a Cenicienta`, la llevó al baile.
Va de camino en camino calzando las mismas botas y, sin embargo, el minino no las lleva nunca rotas
No es mero ni barracuda, tiene cola de pescado. La pobre se queda muda al salir del mar salado.
Con largos vestidos de sedas y gasas me imitan las niñas cuando se disfrazan
Cuando comete un desliz y dice alguna mentira, crece tanto su nariz que se asusta quien lo mira.