Cuenta la leyenda que una mamá guepardo, creyendo que sus cachorros habían sido robados por un cazador sin escrúpulos, decidió abandonar la presa que acababa de cazar para buscarlos.
Al rato, la mamá guepardo volvió al lugar donde había dejado su presa, y vio con tristeza que, además de no haber encontrado a sus cachorros se había quedado sin comida. Se echó a llorar. Lloró y lloró tanto, que sus lágrimas fueron creando manchas en su piel.
La mamá guepardo los buscó y buscó. Mientras tanto, el cazador robó la presa que la mamá guepardo había cazado con gran esfuerzo.
Pero al final, después de tanto llorar, los cachorros fueron rescatados y el cazador malvado recibió un buen castigo. No obstante, la mamá guepardo siguió conservando en su pelaje sus manchas en forma de lágrima.
3ª PARTE.
1ª PARTE.
2ª PARTE.
4ª PARTE.