Implica no querer que nada sea distinto ni en el pasado, ni en el futuro, ni por toda la eternidad.
Para su llegada, se deben pasar por tres "fases": camello, león y niño.
Desarrollaría sus instintos y guiaría su vida por la voluntad de poder.
Como consecuencia, el hombre occidental se quedaba solo -sin nada- en este mundo, sin ningún sentido u orientación donde aferrarse en esta vida.
Crea conceptos vacíos y falsos (sustancia, alma, Dios, esencia...) ya que se refieren a una realidad que no existe.
Viviría sin Dios y amaría este mundo con todas sus fuerzas.
Defiende un concepto de vida en el que se subraya el papel del cuerpo, los instintos, lo irracional, la naturaleza, la fuerza y la lucha por la subsistencia.
No refleja ni conoce la realidad porque "habla" de una realidad inmóvil que es falsa.
Crearía nuevos valores sin recurrir a instancias superiores que le orientasen.
Supone aceptar la vida terrenal, sin correcciones ni matices, idéntica a como la vives, una y otra vez.
Representaría la aceptación y afirmación dionisiaca del mundo. Frente a la tristeza de las virtudes cristianas contrapondría la alegría de vivir.
Significa no solo soportar lo necesario, lo que ocurre tal y como ocurre, y menos aún disimularlo, sino amarlo.
Concepción de la vida como contradictoria, caprichosa, irracional, variante.
Crea una realidad "real" por debajo de las apariencias como consecuencia de su resentimiento hacia el mundo irracional, cambiante y contradictorio.
Ausencia de valores debido a la muerte de Dios.
Posibilita el surgimiento de hombre superior, capaz de crear nuevos valores