Treinta caballitos blancos por una colina roja, corren, muerden, están quietos, ¡y se meten en tu boca!
No hay ningún día del año en que pueda descansar; siempre en tu pecho cantando ando, con mi rítmico tic-tac.
Adivina, adivinanza, ¿qué esconde el rey en la panza?
Al final de los brazos están las manos, al final de los dedos nosotras estamos.
Si sopla el aire, a la cara viene. Quien es calvo no lo tiene.
Por el día están abiertos y por la noche cerrados. ¿Qué son?
Unas son redondas, otras ovaladas. Unas piensan mucho, y otras nada.
Parecen persianas, que suben y bajan. ¿Qué son?
Tengo un tabique en el medio, y dos ventanas a los lados, por las que entra el aire puro y sale el ya respirado.
Corazón
Uñas
Pelo
Nariz
Ombligo
Ojos
Dientes
Cabeza
Pestañas