Fue construida con el objetivo de deslumbrar a los visitantes.
Fue escenario de grandes acontecimientos, como la celebración del matrimonio de Maria Antonieta
Diecisiete ventanas permiten pasar la luz, que se refleja en los trescientos cincuenta y siete espejos.
Los espejos y el mobiliario de la galería representaban un lujo impresionante, reflejando así el poder del monarca francés.
Con esta galería, Luis XIV hizo de Versalles, el epicentro de la monarquía absoluta europea.