Suelo ir de mano en mano, hojas tengo y no soy flor, y aun teniendo muchas letras no soy de nadie deudor.
Todas las palabras sé, y aunque todas las explique nunca las pronunciaré.
Todo en silencio. Cuando suena el timbre hasta el más pequeño sale corriendo.
Redondo y sin pies, ¡cuánto me cuesta dejar de rodar!
Vengo y voy, voy y vengo dejando blanco lo que era negro.
Sábana blanca tendida: hormiguitas negras le bailan encima.
Abierto siempre estoy para todos los niños. Cerrado y solo me quedo los domingos.
Es un palo de cristal con bolita terminal. Con la mano lo cogemos y así escribir podemos.
Es liso como una tabla, es blanco como la leche, pero se llena de letras para darnos la lección.
Soy muy líquida y manchosa, coloreo negra cualquier cosa, y después de bien pintada queda hecha una monada.