Andando por el desierto una lámpara encontró, intentó sacarle brillo y un genio apareció.
Su madrastra la envió al bosque a encontrar la muerte, pero siete amigos fieles la libraron de tal suerte.
Con esas orejas tan grandes y esos dientes afilados no podía ser su abuela quien allí estaba tumbado.
Calzado con unas botas, un gato muy avispado, dijo unas cuantas mentiras para ayudar a su amo.