18.
Se trata de un poder sutil, instalado en usos, costumbres y expresiones cotidianas como el lenguaje, formas de pensar, religiones, creencias y estereotipos sobre personas y grupos, que nos llevan a discriminar a unos, o encasillar en funciones que tradicionalmente han cumplido pero que esconden una forma de dominación, como sucede con la violencia de género, el racismo, el sexismo, la xenofobia o la homofobia.