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El perturbado inquilino No creo en fantasmas, pero últimamente unas voces miedosas han abrumado las habitaciones y muchas pisadas han medido la largura polvorienta de los corredores. He percibido charlas en que una voz le cuenta a otra sus pánicas aventuras de caza, o el cabal rendimiento de sus acciones en la capital Edimburgo, o sus prohibidos amores. Estoy muy intranquilo porque es la primera vez que semejantes seres impredecibles perturban la paz de este castillo en el que he sido feliz siglos y siglos, ambulando sus aposentos y patios, atravesando sin abrir las puertas, viendo el alba por entre sus ruinosas paredes, o inventando huracanados silbidos que hacen bambolear las ventanas como si las animara la vida . David Ramírez
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El perturbado inquilino No creo en fantasmas, pero últimamente unas voces miedosas han abrumado las habitaciones y muchas pisadas han medido la largura polvorienta de los corredores. He percibido charlas en que una voz le cuenta a otra sus pánicas aventuras de caza, o el cabal rendimiento de sus acciones en la capital Edimburgo, o sus prohibidos amores. Estoy muy intranquilo porque es la primera vez que semejantes seres impredecibles perturban la paz de este castillo en el que he sido feliz siglos y siglos, ambulando sus aposentos y patios, atravesando sin abrir las puertas, viendo el alba por entre sus ruinosas paredes, o inventando huracanados silbidos que hacen bambolear las ventanas como si las animara la vida . David Ramírez
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El perturbado inquilino No creo en fantasmas, pero últimamente unas voces miedosas han abrumado las habitaciones y muchas pisadas han medido la largura polvorienta de los corredores. He percibido charlas en que una voz le cuenta a otra sus pánicas aventuras de caza, o el cabal rendimiento de sus acciones en la capital Edimburgo, o sus prohibidos amores. Estoy muy intranquilo porque es la primera vez que semejantes seres impredecibles perturban la paz de este castillo en el que he sido feliz siglos y siglos, ambulando sus aposentos y patios, atravesando sin abrir las puertas, viendo el alba por entre sus ruinosas paredes, o inventando huracanados silbidos que hacen bambolear las ventanas como si las animara la vida . David Ramírez
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El perturbado inquilino No creo en fantasmas, pero últimamente unas voces miedosas han abrumado las habitaciones y muchas pisadas han medido la largura polvorienta de los corredores. He percibido charlas en que una voz le cuenta a otra sus pánicas aventuras de caza, o el cabal rendimiento de sus acciones en la capital Edimburgo, o sus prohibidos amores. Estoy muy intranquilo porque es la primera vez que semejantes seres impredecibles perturban la paz de este castillo en el que he sido feliz siglos y siglos, ambulando sus aposentos y patios, atravesando sin abrir las puertas, viendo el alba por entre sus ruinosas paredes, o inventando huracanados silbidos que hacen bambolear las ventanas como si las animara la vida . David Ramírez
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El perturbado inquilino No creo en fantasmas, pero últimamente unas voces miedosas han abrumado las habitaciones y muchas pisadas han medido la largura polvorienta de los corredores. He percibido charlas en que una voz le cuenta a otra sus pánicas aventuras de caza, o el cabal rendimiento de sus acciones en la capital Edimburgo, o sus prohibidos amores. Estoy muy intranquilo porque es la primera vez que semejantes seres impredecibles perturban la paz de este castillo en el que he sido feliz siglos y siglos, ambulando sus aposentos y patios, atravesando sin abrir las puertas, viendo el alba por entre sus ruinosas paredes, o inventando huracanados silbidos que hacen bambolear las ventanas como si las animara la vida . David Ramírez
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El perturbado inquilino No creo en fantasmas, pero últimamente unas voces miedosas han abrumado las habitaciones y muchas pisadas han medido la largura polvorienta de los corredores. He percibido charlas en que una voz le cuenta a otra sus pánicas aventuras de caza, o el cabal rendimiento de sus acciones en la capital Edimburgo, o sus prohibidos amores. Estoy muy intranquilo porque es la primera vez que semejantes seres impredecibles perturban la paz de este castillo en el que he sido feliz siglos y siglos, ambulando sus aposentos y patios, atravesando sin abrir las puertas, viendo el alba por entre sus ruinosas paredes, o inventando huracanados silbidos que hacen bambolear las ventanas como si las animara la vida . David Ramírez
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El perturbado inquilino No creo en fantasmas, pero últimamente unas voces miedosas han abrumado las habitaciones y muchas pisadas han medido la largura polvorienta de los corredores. He percibido charlas en que una voz le cuenta a otra sus pánicas aventuras de caza, o el cabal rendimiento de sus acciones en la capital Edimburgo, o sus prohibidos amores. Estoy muy intranquilo porque es la primera vez que semejantes seres impredecibles perturban la paz de este castillo en el que he sido feliz siglos y siglos, ambulando sus aposentos y patios, atravesando sin abrir las puertas, viendo el alba por entre sus ruinosas paredes, o inventando huracanados silbidos que hacen bambolear las ventanas como si las animara la vida . David Ramírez
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El perturbado inquilino No creo en fantasmas, pero últimamente unas voces miedosas han abrumado las habitaciones y muchas pisadas han medido la largura polvorienta de los corredores. He percibido charlas en que una voz le cuenta a otra sus pánicas aventuras de caza, o el cabal rendimiento de sus acciones en la capital Edimburgo, o sus prohibidos amores. Estoy muy intranquilo porque es la primera vez que semejantes seres impredecibles perturban la paz de este castillo en el que he sido feliz siglos y siglos, ambulando sus aposentos y patios, atravesando sin abrir las puertas, viendo el alba por entre sus ruinosas paredes, o inventando huracanados silbidos que hacen bambolear las ventanas como si las animara la vida . David Ramírez
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El perturbado inquilino No creo en fantasmas, pero últimamente unas voces miedosas han abrumado las habitaciones y muchas pisadas han medido la largura polvorienta de los corredores. He percibido charlas en que una voz le cuenta a otra sus pánicas aventuras de caza, o el cabal rendimiento de sus acciones en la capital Edimburgo, o sus prohibidos amores. Estoy muy intranquilo porque es la primera vez que semejantes seres impredecibles perturban la paz de este castillo en el que he sido feliz siglos y siglos, ambulando sus aposentos y patios, atravesando sin abrir las puertas, viendo el alba por entre sus ruinosas paredes, o inventando huracanados silbidos que hacen bambolear las ventanas como si las animara la vida . David Ramírez