1.
ELLA no respondió y se limitó a echar a andar delante de él. Estaba oscuro y los escalones eran extremadamente empinados, y a Edward se le engachó el pie en el borde de uno de ellos y tuvo que agarrarse a la barandilla. El metal resonaba tenuemente bajo sus pies. La escalera escendía en espiral, y al cabo de un momento se adentraron en una oscuridad total. Cuando Laura se detuvo, Edward casi chocó con ella. De pie a sus espaldas, Edward percibió el aroma a coco de su champú y oyó el tintineo de llaves, seguido del chasquido de gruesos cerrojos y pestillos.